martes, 22 de febrero de 2022

los títeres se jactan de serlo

 aquí representados tenemos a todos los gusanos, a las marionetas que son capaces de llevar a la población mundial a un desastre sin paliativo. 
Aquí tenemos a los criminales presidentes de países de la mitad del domo, porque sus dueños les han mandado meter miedo a la grey planetaria. 
Estos, por tanto, no son los psicópatas encargados de apretar el botón y comenzar una guerra... no. No son los responsables. Los responsables son las 30 familias que poseen una de cada moneda que cobró Judas por señalar a su hermano, amigo, jefe de la panda de los 12, llamado Jesús. Esas monedas que han seguido multiplicando su patrimonio a través del poder que poseyeron o adquirieron por la muerte de un inocente. Fue y sigue siendo un asesinato no aclarado, cometido por los rabinos judíos del Sanedrín. 
Mira que la Biblia es gorda y no nombra a los responsables directos de ese asesinato. 
Le echaron la culpa al pueblo, una bonita forma de esconder primero y respartir después, la autoría de ese acto calumnioso. 
Estos son parte del populacho asqueroso que estuvo presente durante la ejecución de Ecce Homo que tanto odiaban los religiosos y malvados. 
Han vuelto. 
Están aquí a llevar a cabo otro genocidio por orden del mismo Sanedrín. Los ejecutantes de las obras de repulsa que son capaces de llevar a cabo de generación en generación. No les tiembla la mano para regar los campos de sangre inocente. Y, cuanta más sangre de jóvenes inocentes, mejor. Todos tienen cara de asesinos, malvados, cosechas de demonios. Se van encontrando a medida que pasan los días, los años, los milenios y siguen igual de indeseables y malvados. Consiguen retratarse para que todo el mundo les conozca, así, como sus maldades. OTAN, Foro Económico Mundial, OMS, siglas de organizaciones controladas por esos psicópatas, pedófilos y asesinos. 
Solo faltaba presentar a Bill Gates como traidor a sus semejantes, asesino de masas, beneficiario por esas muertes. Admitiendo que invirtió 10 millones en vacunas, con el consiguiente reporte de 200 mil millones.
La evidencia de que no se esconden, ya, para demostrar sus actos de asesinato. Porque no hay nadie que sea capaz de denunciarles o asesinarles por haber infectado a sus familiares y amigos y conocidos. 
Esta es la gentuza con las que nos vemos las caras en el oscurantismo de sus generaciones. 


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