viernes, 4 de febrero de 2022

llamamos traición... ¿cuando queremos decir honor?

Con un par.
Mas vale una deshonra, a tiempo, que penar toda la vida. Y eso es lo que debieron pensar los dos miembros del partido UPN en desobediencia al partido para votar algo en lo que pensaban estaba por encima de su capacidad motriz. La desobediencia es un acto propio, cuando alguien intenta pensar por uno. Llamar traidor a alguien que ha sido capaz de jugarse las actas... es no conocer la voluntad humana que está por encima de cualquier acto impúdico como los que comete Inés Arrimadas desde que salió de Cataluña ─con idea separatista─, de poner palos a las ruedas de cualquier ideología o remodelación de la política en alguna comunidad española. Lo que no hacen los catalanes en Cataluña, ha venido Inés a rematarlo. Desde el fondo del corazón de la patria. Arrimadas es un bufón de cualquier corte, aunque tengan escudo de armas propio. Arrimadas sí que tiene el corazón partido en 17 pedazos a cual escoger para llevar a término la idiosincrasia elegida desde Cataluña. Inés es Torra, en el extremo occidental de la península. Una traidora por la falta de honor que les sobra a los dos diputados por UPN. 
Es que sería incomprensible que Adanero y Sayas se sumaran a los separatistas y etarras con todo lo que han dicho de ellos. Esó sí que sería traicionar la confianza de una mayoría de votantes del Pueblo Navarro. Ahora sí que tienen motivos los navarros de presumir de diputados que no se venden ni por todo el oro que les pueda dar Sánchez, Bildu o Soros. No es fácil enfrentarse al partido...; pero es peor enfrentarse a toda la población navarra y tener que agachar la cabeza, como hacen los etarras cuando salen de Vascongadas. Por sus caras los conoceréis; y vaya si se les conoce la cara que tiene un asesino después de matar. Es como el sello, el emblema, el carnet covid.

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