mientras los políticos rusos consigan motivar el germen de la guerra para fines lucrativos, ya estamos viendo las consecuencias que ello trae consigo: desestabilización, bancarrota, terrorismo, y retroceso en los valores y economías alcanzadas en tiempos de paz. Todas estas movilizaciones para hacer ver a la grey que los que mandan son ellos y tienen la potestad de matar, conquistar y destruir todo aquello que se levantó con sudor y lágrimas. Pero...¿qué le importa a un importante mandatario como Putin aniquilar a mujeres, niños, hombres, soldados, y con el destrozo de viviendas y propiedades ajenas conseguidos en un tiempo de paz y de libertad. Pero, claro, como Putin tienen la liberdad plena de poder viajar a otros países y hacer lo que prohíbe a sus ciudadanos en Rusia, pues, claro, los ciudadanos rusos tienen dos caminos: uno, seguir siendo unos sumisos y obedientes hombres de paz en territorio o influencia comunista, o levantar campaña y largarse a otros países que les acojan, defiendan y ayuden en lo posible. Este es el objetivo de un comunista en la rusia comunista. Lo mismo que Xi Jinping en esa China que nadie la ataca pero que intenta hacerse con el mundo a base de una intrusión silenciosa y rastrera, con vistas a quedarse con el país secuestrado. Y qué decir de ese hombre salchicha llamado Kim Jong-un, asesino de novia y pariente cercano, por considerarle afectuoso con EEUU.
Pon a un asesino en el poder y se convertirá en asesino y medio. Si, encima, le gusta que la gente se agache a su paso o eres decapitado... entonces se convertirá en un déspota engreído, tirano y malcriado. Eso es lo que tenemos, por desgracia, haciendo como que dirigen países, cuando no saben dónde tienen la mano derecha.
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