lunes, 20 de septiembre de 2021

¡Cómo está la Iglesia!

 Cuando lo he leído, al principio, me pareció que se trataba de una de aquellas a las que Berlusconi nos tenía acostumbrados por sus fiestas a lo grande en uno de sus chalets. Por cuyos andurriales, matojos y otros arbustos, corrían gazapos, más que conejos. Y allá estaban los cazadores viejunos, con la escopeta levantada, para darles caza. ¡Vergüenza ajena! Pero ya hemos dicho que la vergüenza era verde y se la debió de comer un burro de estos.
El asunto es que en Italia se ha destacado un paisano de Berlusconi dando fiestas a lo mejor de la sociedad donde había de todo: golfas, folgos, drogas... y curas; este cotarro lo regentaba, hasta que le han echado el guante los gendarmes, el presbítero de la diócesis de Prato. En Italia. 
Con esa carita de ángel era un líder de masas...  organizaba fiestas sexuales a las que llegaban a acudir alrededor de 200 personas, entre otros, a médicos, banqueros y conocidos empresarios a través de páginas web de encuentros sexuales. 
La compra de drogas se las agenciaba a través de un conocido cártel, y las pagaba con las voluntades de los feligreses. 
Pero, claro, con 40 años y treinta de ellos siendo tentado por la mano izquierda del demonio... quién no vende su alma y hasta el recogimiento de la iglesia para darle vida al cuerpo. Luego tildan de santos a todos los porreros, los alucinados, los drogatas... y  terminan elevados a los altares para ejemplo de los parroquianos.

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