"Quizá la interpretación jurídica patriarcal de lo que sucedió esa noche hubiera sido otra si nuestro código penal contuviera una definición feminista del consentimiento".
Si pensamos, que no hace falta mucho, el mensaje que está impreso entrecomillado... -vemos la inteligencia suprema de la fémina en cuestión.
otra...
"Hay sentencias que también son agresiones".
Quiero entender que son todas aquellas en las que, la justicia, no dan la razón al feminazismo. ¡Claro!
Otras...
"La introducción del pene en la vagina es machismo".
"El proceso sexual es agresión masculina".
Por lo que se refiere al contacto carnal entre hombre y mujer es culpa del hombre. La mujer es la muñeca hinchable que no tiene culpa y sobre todo, si no se mueve.
Me pregunto cómo se hacen las cosas en un matriarcado. Al parecer con inseminación artificial.
Es innegable el estado mental en el que han sumido a las feminazi lesbianas para ver en los hombres un componente agresivo. Luego, en sus juegos lésbicos, se corren con una polla de goma.
Por, tanto, el instinto de agresión lo tienen sobre la figura del género masculino. Sobre la figura del padre.
Atontece tanta misógina por las calles al grito de...: "la iglesia no nos deja nos comamos la almeja". Algo patológico..., ¡vaya!
Y lo bueno es, que tienes a toda la nomenclatura LGTBI aplaudiendo a rabiar los movimientos trastornados de las nazis.
¡Adiós al siglo XXI!
otra...
"Hay sentencias que también son agresiones".
Quiero entender que son todas aquellas en las que, la justicia, no dan la razón al feminazismo. ¡Claro!
Otras...
"La introducción del pene en la vagina es machismo".
"El proceso sexual es agresión masculina".
Por lo que se refiere al contacto carnal entre hombre y mujer es culpa del hombre. La mujer es la muñeca hinchable que no tiene culpa y sobre todo, si no se mueve.
Me pregunto cómo se hacen las cosas en un matriarcado. Al parecer con inseminación artificial.
Es innegable el estado mental en el que han sumido a las feminazi lesbianas para ver en los hombres un componente agresivo. Luego, en sus juegos lésbicos, se corren con una polla de goma.
Por, tanto, el instinto de agresión lo tienen sobre la figura del género masculino. Sobre la figura del padre.
Atontece tanta misógina por las calles al grito de...: "la iglesia no nos deja nos comamos la almeja". Algo patológico..., ¡vaya!
Y lo bueno es, que tienes a toda la nomenclatura LGTBI aplaudiendo a rabiar los movimientos trastornados de las nazis.
¡Adiós al siglo XXI!
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