La grey somos malos. No entendemos a las negras, ni a los negros, ni a los chinos, ni a la chinas, ni a los gitanos, ni a las gitanas... ¡no tentendemos a nadie! Somos unos ceporros y no tenemos derecho a meternos con las mujeres que asesinan hombres pequeños.
¡Todo un siglo de búsqueda y una hora, solo, para el asesinato!
¡Qué buena persona es la negra que ha matado al niño blanco!
Lo malo que hizo Gabriel fue estrangularse con las manos de quien aborrecía. Y, encima, el pueblo xenófobo, se permite el lujo de insultar a persona tan buena y colaboradora. No tenemos alma; teníamos que haber hecho un acto multitudinario contra Gabriel, por haber desenmascarado a semejante gallina de corral.
Pues bueno...
la autopsia revela que el niño murió una hora después de comer. Es decir: comer salir de casa de su abuela, subirse al coche con la asesina, llevarle al domicilio de los abuelos, matarle, cavar el foso y enterrarle. Volver con la abuela, poner cara de buena persona negra, y besar a su pareja delante de la expareja, y salir en la tv, prensa y radio como asesora de búsqueda mejor que la policía.
De verdad...
que nos lo tenemos que hacer ver...
Necesitamos, como los americanos, un psiquiatra y psicólogo que nos dirija la cabeza a su estado más natural posible. Y, sobre todo, la de aquellos que denunciaban el racismo por encima del asesinato. Para ellos mi enhorabuena por que han sabido sacarle partido a su desvergozada forma de equilibrar el buenismo.
Pero..., ¿serán memos?
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