La cara de asco que tiene la infanta Elena mientras mira de soslayo y reojo a la reina Leti, es para mosaico de la posteridad. Vendrán arqueólogos para estudiar la peculiaridad de esta mirada entre asesina y vómito.
¡A mucha gente se le va cayendo el mito Leti!
A medida que vamos tomando conciencia del estado catatónico en el que se encuentra nuestra Leti, más nos ilusionamos por una rotura conyugal; una disolución molecular entre la pareja y una devolución de la tiara que suele llevar en los festejos eclesiásticos.
A medida que vamos tomando conciencia del estado catatónico en el que se encuentra nuestra Leti, más nos ilusionamos por una rotura conyugal; una disolución molecular entre la pareja y una devolución de la tiara que suele llevar en los festejos eclesiásticos.
¡No olvidemos la tiara de lis para la próxima cónyuge del muchacho!
De este modo volverá a entrar aire fresco en las habitaciones reales, en la pierna del abdicado y en la cara de Sophía. Y los españoles nos veremos reflejados en otros modos y modales que la Leti -como plebeya-, no ha sabido colocar a la altura que le demandaba la soberanía popular.
Sí, es posible que mucha gente diga que la hemos estado aplaudiendo en según qué festejos... pero esa es la cuestión. Cuanto más se le levanta la pijería a un o una pijo/pija más posibles hay de que te des cuenta de lo ídem que es...; y, es ahí, cuando decides abuchearla en contra partida a su estatus gilipollesco.
Empezar... empezamos bien. A medida que va pasando el tiempo y nos lo vamos creyendo más..., más metemos la pata hasta el corvejón. Y, entonces, vienen los abucheos y los malos rollos. La gente ha cumplido con los requisitos de lealtad hacia la corona. Ha comprendido a la Leti del plebeya porque era una forma de hacer entender a la grey que los reyes se casan con la gente del pueblo. Ahora vemos que las plebeyas y los plebeyos no estamos destinados a ser reyes; porque toda la vida has vivido bajo la ignorancia de lo que se cocina en palacio. Y es más fácil que haya muertos bajo las alfombras del castillo, que pelusa en la casa el pobre.
Empezar... empezamos bien. A medida que va pasando el tiempo y nos lo vamos creyendo más..., más metemos la pata hasta el corvejón. Y, entonces, vienen los abucheos y los malos rollos. La gente ha cumplido con los requisitos de lealtad hacia la corona. Ha comprendido a la Leti del plebeya porque era una forma de hacer entender a la grey que los reyes se casan con la gente del pueblo. Ahora vemos que las plebeyas y los plebeyos no estamos destinados a ser reyes; porque toda la vida has vivido bajo la ignorancia de lo que se cocina en palacio. Y es más fácil que haya muertos bajo las alfombras del castillo, que pelusa en la casa el pobre.
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