lunes, 26 de noviembre de 2018

me niego rotundamente

a creer y menos pensar...: que el señor Villarejo era un agente encubierto. 
Si eso fuera así, me habrían estado jodiendo 65 años de mi existencia. Siempre me han dicho que los dobles, simples, y triples agentes..., eran altos o altas, guapos o guapas, ojos azules y profundos..., etcétera; ahora resulta que son como Villarejo: enclenques, cojos, feos del carajo y medio hechos. 
¿Me quiere alguien explicar por qué cojones tiene medio mundo que engañar al otro medio?
¡Claro, como estamos acostumbrados a engañarnos desde pequeñitos con Papá Noel, los reyes, y tonterías varias, pues lo tomamos como cosa normal!
Cojones, que no es una cosa normal. Es algo con lo que me habéis jodido la mente para cerca de un minuto. Un minuto de mi existencia que no voy a ser yo mismo, sino un enjambre de moscas revoloteando en mi cabeza.
Esto me lo ha contado Dolores Delgado, aquella que no se había visto con Villarejo, pero que sí una vez, pero que al final son tres veces...; pero que yo no he dicho lo que dije del otro que era maricón... Pues esa. La misma. Esa Dolores me ha dicho que Villarejo era doble agente al servicio de sí mismo... A veces al servicio -cobrando- del PP. Pero esto era ocasional: que lo sepáis.
Total
que me ha cambiado todo el repertorio que me había metido Hollywood en la cabeza con relación a los agente al servicio de Su Majestad la Reina de Inglaterra. También puede ser que en Inglaterra los agentes sean así y por desgracia, en España son parecidos a Villarejo. 
No, no y no, me niego a creer semejante tozudez y me remito a Junqueras por ser hermano clavado de Alain Delon. Pues ahí lo tenemos. ¿Veis como en España tenemos agentes secretos (de los que no se dan a conocer) que tienen las medidas  que corresponden a un verdadero agente?
Va, carajo, que me queréis confundir. 
Villarejo es un sinvergüenza,  a la antigua usanza. Al método de las películas de los años 60.

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