viernes, 9 de noviembre de 2018

atentado al Rey

creo recordar que el Rey emérito (Emérito.- persona que disfruta de los beneficios derivados de una profesión, especialmente docente universitaria o eclesiástica), tuvo un intento o amago de atentado estando en Mallorca de regatas o regateo. 
También los etarras tuvieron un intento de arresto, pero un chivatazo de Rubalcaba les permitió salir de rositas y tirar por tierra años de seguimientos y de trabajo policial.
Ahora le ha tocado el turno a Sánchez, "el big foot" de la política, y más contento que unas pascuas por el infructuoso intento de atentado hacia su persona. Hasta le ha sentado bien que un simple mortal franquista se haya elegido en ofrenda a los dioses con tal de llevarse por delante al hombre del momento. (Del momento para él. El resto de mortales no lo tenemos tan claro que por un intento infructuoso de un francotirador de pacotilla, lo tengamos sobre el lomo del legislativo y el judicial.) Me extraña que hay sido un franquista, franquista, el francotirador, en vez de un franquista de izquierdas. Por la causa.
Sánchez es un memo integral, e íntegramente dentro de lo grande que es. Si su ego reventara, no nos haría falta ningún meteorito para un desastre ecológico de proporciones inimaginables. Nos haría falta un Malaquías para predecir el fenómeno con milenios de antelación y otro, para prepararnos sobre él.
Lo malo es que nos ha llegado el fenómeno sin predicciones y sin Malaquías. De sopetón. Como el que no quiere la cosa. Son casos que se dan en milenios, y padeciendo un giro el eje terrestre, o que haya nacido un Salvador. He aquí la duda. 
Si nos referimos al francotirador de pacotilla, hay dos versiones en la misma noticia: en una nos dicen que era un mal tirador, de cuarta. Y en la otra nos dicen que era un tirador experimentado. De este modo nos dan la opción de elegir en qué grado de peligro estuvo expuesto el Big Man. Y hay una tercera versión, en la que me encuentro, que pensamos en el grado 0, de implicación. Y me viene a la mente el chivo expiatorio  en el atentado de JFK, Lee Harvey Oswald. Siempre tiene que haber un chivo expiatorio y un Lee Harvey Oswald.
Enhorabuena para los componentes de la CIA catalana, los mossos. Ahora solo falta que le peguen un tiro o le cuelguen de un barrote con los cordones de sus zapatos, en la celda. Es propio de medalla que maten a tiros a un hombre en el atentado con coche en Barcelona cuando lo tenían acorralado y sin pretensión de escape. ¡Bochornoso!

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