acude a los espíritus para salvar la censura y las elecciones del 10N.
Han estado haciendo la Ouija durante cinco meses para convocar al espíritu de Franco, del Caudillo, para que interceda por ellos ante el Baphomet: -muy recurrido a la hora de pedir favores con intención de cobrarlos.
A Sánchez no le sobra el tiempo y tiene que agarrarse a un clavo ardiendo para conseguirlo. Menos mal que tiene a su lado a la santera Calvo para que el aquelarre dé resultado. De ahí que tengan que sacar a Franco antes de las elecciones generales y puedan hacer la ofrenda de sangre en la Iglesia donde quieren enterrarle. Nada hay más macabro que el conseguir los placeres de la vida acudiendo a los espíritus malignos. Últimamente Calvo ha estado con la cara muy desencajada repitiendo los mantran necesarios para hacer presente la oscura cara del Diablo.
No se dan por enterados, pero el eterno recordatorio de la figura del Caudillo la han estado alimentando de energías dañinas y de presencias acorde a sus pensamientos diabólicos... No son capaces de dejar a los muertos en paz, ni a Franco ni a los caídos en la Guerra Civil, con tal de llegar al poder de malas artes. A eso lo llamaron La Memoria Histórica. ¡Y un cuerno!
Su presidencia por una censura y su falta de escrúpulos, les llevan a hacer negocios con lo más despreciable de la sociedad española: los etarras, los etarras del CDR, con Torra, con Torrent, con Puigdemont y con todos aquellos que puedan poner su poder en pro de Sánchez.. -como el diablo Soros. Amigo querido de la izquierda e invitado de la Moncloa.
¿Cómo puede un traidor vivir en la Moncloa?
Creo que de igual manera que un Inmaduro en Venezuela.
Creo que la falta de escrúpulos está poniendo en un brete la vida en la Tierra. Su obsesión por el poder les lleva, inexorablemente, a lo más impúdico y mísero que humano pueda demandar.
Que Sánchez se lleve un buen batacazo... sería tanto como el que se llevó Rajoy antes de convertirse en bolso de Todo a Cien.
Menudas porquerías de personajes se dan cita en el Congreso y se jactan de ser alguien. Ni en sus casas.
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