viernes, 20 de septiembre de 2019

¡Anda que no la gusta

Sor Lucía desata la polémica por su mensaje sobre Iñaki Urdangarin.a esta monja salir en los medios!
Yo pensaba que los únicos que les gustaba vender físico era a Sánchez y a Nacho Vidal... pero veo que estoy equivocado, y la monja llora más por una foto que por llevar el crucifijo colgandero. 
No he visto una activista más activa que a sor Lucía luciendo palmito en pro de los políticos presos. A excepción de Rahola, claro. Falta que haya salido en los medios el permiso concedido a Urdangarín para poner el grito en el Cielo, y a favor de los presos políticos catalanes. 
Hay que recordarle a la Sor que al lugar donde ha ido a parar, de voluntario, -a lo que siempre me opondré no así la Iglesia a la que pertenece-, en favor de gente con problemas psicomotrices. Favor que le hace al centro porque de este modo no paga a alguien que podría ganarse el sustento con el sudor de su frente... y no con el de enfrente. Urdangarín va a ganarse un trato de favor al hacer otro favor a la comunidad. Sin embargo -insisto-, yo también estoy en desacuerdo  con la decisión tomada por prisiones habiendo sido, Ya, beneficiado llevándole a Brieva. Como también estoy en desacuerdo a que los políticos presos fueran o fuesen indultados por el gobierno dirigido por Sánchez. Espero que en el momento de conocer sentencia de los golpistas, haya otro gobierno en pleno que no sea el socialisto.
Es curioso que la Iglesia siga metida en todos los estamentos sociales y políticos de los países donde tiene residencia. Que, por cierto, son todos.
¿Han de opinar e inmiscuirse en todas las decisiones que tomen los gobiernos?
Yo debo creer que no. Pero como siempre han estado gobernando el mundo material y el espiritual, se les hace muy difícil perder el poder ya tenido de tantos milenios. De aquí que, varias monjitas salgan, de vez en cuando, a alguna que otra despedida de soltera. Y en ese interín dan la noticia que rula dentro del lobby gay monjeril.
Andando que no andan sueltas las monjitas mojigatas de los burdeles del Vaticano.

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