viernes, 21 de noviembre de 2025

no seré

 
quien defienda a Abascal ni a nadie que tenga voz y voto para defenderse. Pero escuchar a unos contertulios hablando de otros de la categoría de Cintora, Sara Santaolalla y de la camarilla... me da por reír. Máxime cuando se refieren a Abascal como persona que no ha trabajado nunca ni se ha levanto a las 6 de la mañana. Me gustaría saber las veces se ha levantado Sara a las 6 de la mañana a trabajar ¿lo llama ir a enseñar canalillo? 
Por favor,
que alguien me sujete las ansias de insulto a quien no merecen ni eso siquiera.
Abascal ha tenido un padre amenazado por la banda terrorista ETA a la que alaba toda la plana mayor del sanchismo. Que vergüenza debería darles habiendo personas asesinadas por la banda. Y resulta, que, tanta añagaza hacia los muertos acaecidos en otros países y no a los ocasionados, en España, por esa banda de traidores a España, al País Vasco y a toda persona que este a su alrededor.
Abascal, que yo sepa, después de tener que acudir de guardaespaldas a abrir las persinas del negocio de su familia...: no tiene las manos manchadas de sangre. Los etarras sí. Y sin embargo acuden al Parlamento español para enterarse de todos aquellos que contra ellos tengan algo que decir. Porque este comportamiento, en Vascongadas, es muy normal contra todo aquel vasco que opine en contra de esos energúmenos.
Pero ¿qué cojones dice esta señorita o señora? Lo normal sería que llevaran a alguien a un programa pero con conocimiento de causa. Que fuera preparada. Que tuviera un comportamiento adecuado a lo que dice y representa, y no hacer de su reflejo un ejemplo para los demás.
Señora, por favor, cállese. Cuando tenga cultura suficiente para poner resistencia contra otra persona... debe estar muy segura de conocer general y personal al personaje a insultar. Se podría llevar muchas sorpresas y mejores entendederas. El dinero sirve para comer y acepto que hable de los demás por dinero si se lo consienten. Pero no hacer el ridículo más espantoso delante de cámaras y micros.

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