martes, 5 de marzo de 2019

una de PSOE

es natural que, aquél, a quien los buscadores de fortuna arriman su ascua por ser común la sardina...: se sienta obligado a catapultar a los Guardias Civiles al desescombro del Cuerpo, e influencia nacional. ¿Por qué? Porque ni a los separatistas catalanes, ni a los separatistas vascos, ni a ninguna otra Autonomía, les viene bien la operatividad de ese cuerpo de seguridad del Estado. La Guardia Civil, es un orzuelo en la vista de los separatistas. Estos, los separatistas, quieren que los cuerpos de seguridad del Estado se conviertan en Mossos o policías Locales, o Lazarillos de los políticos de turno. Que no tengan ninguna competencia, más...: que para llevarles las bolsas de compra a las señoras de los señores alcaldes, conselleres, y patuleas varias... Algo así como el MK ultra de Albert Rivera, Casado, Sánchez, Iglesias, Rufián..., y otros majaderos por igual...
No entiendo que tenga que desaparecer un cuerpo del Estado que tan concienzudamente trabaja en campo. ¿No sería más conveniente que los Mossos de todas las comunidades se convirtieran en agentes del Estado español? No. No les interesa a esos chorizos de mierda porque la Guardia Civil está dando palos contundentes a esa ralea de patanes políticos que deberían estar todos en la trena, pero en una isla como la Roca. Y, tampoco, tan cerca de la costa, en este caso, de San Francisco.
Hoy se disuelven las Cortes preparadas para las votaciones del 28 de abril. En este casi mes y medio los políticos han lanzado un "urra" por las vacaciones que se van a pegar de cara a las urnas. Es verdad que se movilizan con intenciones de ganarse la confianza de la grey, a la que odian; pero de este modo conocen España y se pegan una vida de condumio y consumo..., como Sánchez con el Falcon.
En fin, amigos,
que tengáis suerte de poder abandonar la ciudad y recluirse en el convento de las hermanas de la Caridad, como hizo el papa nazi Ratzinger. Es la única forma de que la mente no sea picoteada por los dardos envenenados en los mítines políticos. ¡Qué Dios os guarde, hermanos!

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