miércoles, 6 de marzo de 2019

me encanta

cuando hay alguien con dos huevos que se enfrenta al ilusionismo político con aspiraciones celestes o divinas. 
Yo me pregunto, -en voz alta-, si los pederastas están en VOX y los asesinos en Podemos...: ¿No facultan el control y acción policial, teniéndoles como cabeza de  partidos en Lérida, a uno, y en tierra de Santa Teresa, a la otra? ¿Acaso no es una provocación con ánimo de propaganda electoral? ¿Es que en España no hay más capacitados cerebrales que elegir a un pederasta y una culpable de asesinato para cargo público? ¿Qué mensaje nos estáis enviando...?
Y no nos armemos de valor al añadir a los pederastas del Bar España, porque ahí, había, repartida la asistencia tanto de partidos de derecha como de izquierda y algunos y algunas de la fiscalía y judicial.
A ver cuando se enteran los unos y los otros que estamos hasta los huevos de que majaderos varios se entretengan jodiéndonos a los niños, porque no tienen nada que hacer en política. 
Los españoles faltamos a la verdad por no salir a la calle y descerebrar algún político maricón. O que se considere altanero y jaranero metiéndose con el representante de una pequeña o grande parte de españoles. Rufián, estoy seguro, que no escaparía de la masacre política que deberíamos hacer. 
¡Ya basta de tanto político y LGTB que se sienta impune como funcionario disfuncional! 
Es hora de barrer la casa y sacar de ella todo escarabajo, por muy escarabajo y pelotero que sea o en peligro de extinción.
Aún estamos esperando que los responsables de los actos cometidos en el Bar España  y con las niñas de Alcacer tengan consecuencias políticas y jurídicas. Y que los responsables sean sacados a la luz pública y apaleados en las grandes plazas de las principales ciudades de España. Una turné de hostias en cada bolo provincial. Una manera de que los pederastas y bisexuales pederastas, sepan con claridad dónde pueden y dónde no, meter su polla. A excepción hecha de que se la tengamos que meter a él en su boca cuando se la arranquemos de cuajo. ¡Ándale, carajo, pervertido mariconzón!

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