miércoles, 6 de marzo de 2019

no se valora la gratitud

y es que el buenismo no hay mucha gente que lo comprende o comparte. Ese ser que se juega la vida porque le han dicho que tiene que ser buenista con el prójimo y, cuando lo intenta, ve que todo el mundo se le echa encima, con dedo acusador. En la mar, en el mar, han habido muchos de buen corazón y bolsillo abierto que han hecho de samaritanos y las delicias de los migrantes. Barcos de esclavos, con la bandera real, y no la de piratas: ésta la dejan para mares abiertos.
En este caso estamos escribiendo de la presencia de este samaritano bombero, que con tanto acogimiento, se había propuesto dejar vacía la mitad de África de negros y, con el tiempo, de animales. Se había propuesto llenarse los bolsillos a costa de todo bicho viviente que se arrastrara o desplazara por la corteza africana. Algo parecido a los chinos. Otros que, con su generosidad, se cargan a medio reino animal por la ambrosía de sus órganos y astas o cornamentas. Pero, No, a los chinos no hay que decirles nada. Son a los pobres bomberos a quienes hay que arrestar por ahorrar unos euros de más..., a la vez que se gana uno el cielo por ser buenista rescatador. 
¿Es que no hay nadie que comprenda a este ser despreciado porque no hay fuego que apagar en medio del mar? 
Y, encima, le acusan, de tráfico de personas. 
¿Pues no sabe la gente, de siempre, que los negros no eran considerados personas?
¿Desde cuándo la Iglesia ha considerado que las mujeres tenían alma? 
No podían tenerla dado que habían sido elaboradas de una costilla de Adán. 
Ahorrémonos los discursos 
y probemos que desde el éxodo migratorio han habido muchos que han hecho el agosto, en invierno.

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