A Su Majestad el Rey de España se le ha triplicado la Pascua, este año. La Pascua militar, la Pascua suya (la personal, la disfuncional), y la Pascua familiar. Máximo cuando ha sabido que su hija Cristina está, de nuevo, imputada en el caso Nóos. Pero no sé de qué se sorprende cuando desde hace tiempo viene intentando que la justicia (aquella que era para todos igual) se dilatara en el tiempo y con un poco de suerte y una mano negra, como la de Rajoy para el indulto, saliera airosa del latrocinio. Que la ciudadanía olvidara aquella mano que se quedaba con los billetes que entraban por una puerta y se metían en su bolsillo. Aquella mano que acompañaba a una boca que escupía mentiras y a una mano que firmaba cosas que no sabía lo que firmaba. ¡Menuda banquera!. La Caixa de Barcelona debe estar contenta con ella.
Es hora ya de que España se vea separada, despojada de la Monarquía que no sirve para nada y encima, es ladrona. Una realeza como no la ha habido en ningún otro país, solo aquí tuvimos la suerte de ser entronizados por los reyes del espolio, la sinvergonzoneria y el putiferio. Ya es hora de que rompamos los lazos con el poder corrupto y corruptor de nuestros gobernantes: Monarquía y partidos políticos. A la mierda con todos ellos; y a la cárcel con los chorizos que hayan delinguido: como a cada hijo de vecino.
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