sábado, 25 de enero de 2014

como no hay dos sin tres

El obispo emérito de Donostia, Juan María Uriarte. Foto: EFEla curia vuelve a levantar discordia y malas uvas por la boca (si se puede llamar así) del obispo Uriarte de Donostia-San Sebastián. Y no sé por qué la gente se cabrea contra este tarambana, cuando sabemos que la curia vela  por aquellos que le han dado, le siguen dando y darán su sangre, si hiciera falta, por ella. Y aquí tenemos una muestra de lo que digo cuando salen a defender, desde esa institución católica, los actos cometidos por sus muchachos: los seminaristas.
Joder, insisto, qué bajo han caído los vascos: hombres rudos y orgullosos guerreros; hoy al servicio de la Iglesia. Pero es que la misma abre muchas puertas, y se acoge a la impunidad diplomática: desde donde comete todas sus fechorías. Y los chavales han estado siempre bajo las faldas del Obispo de turno (y al decir las faldas: queremos decir las faldas, con sus mamadas correspondientes debajo de ellas) porque éstos han sido violados, envilecidos, maltratados, castigados, en pro del trabajo por el que habían sido destinados. Era la única forma de prepararles para poner bombas y que no les afectara lo suficiente como para no seguir en el tema. Es más, en los seminarios, les agasajaban con buenas fiestas y orgías, a las que acudían cada vez que cometían el derramamiento de sangre. La curia católico-cristiana, tiene muy claro que la muerte del Crucificado debe ser revivida por siempre; vínculos satánicos en la mente de estos pederastas de mierda. Tienen todos el cerebro comido y transformado en pura bazofia.

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