Ni que decir tiene el gran amor por los niños que derrochan estos caricaturistas sobre la formación de la infancia. Es normal que aparezcan gentes que intenten terminar con la infancia introduciendo en formato cómic la pedofilia para que la vayan tomando como algo natural. Pero estamos hablando de los niños de otros... no de los nuestros... que ya les tenemos aleccionados a no tocar ningún artilugio, libro o mercantilismo, que haga alusión a la sexualidad. Porque, la sexualidad, para este tipo de personas animadas...: es de uso familiar; mientras la otra es tomada por exiliada y la puede utilizar cualquier mamón con malas artes y mala conciencia.
Estos cuadernitos de orden amoral sobre determinados colectivos y lo bueno que es el esperma... contradicen la moral y la ética en las escuelas y fuera de ellas.
Solo a iluminados de la salud sexual... se les puede ocurrir editar cuadernitos de estos, sólo, para la infancia. Donde, por supuesto, se lo van a pasar estupendamente coloreando pichas, coños, chupando pollas y tocándose los genitales. ¡Oh, que gran idea la de este rompedor de sueños y realidades!
Cada día sale un portento del número Phi, con el propósito de descubrir a los infantes dichas propiedades del Número en el cuerpo humano. La cuestión es, que del número Phi no se habla.
Que la figura del Crucificado se haya tomado como diana para la amoralidad... tampoco me extraña. La Iglesia no ha sido muy clarividente como para dejar los símbolos en mejor lugar del tomador...
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