En el 2017, en el corazón de Washington D.C, el multimillonario Steve
Green abrirá las puertas del espectacular Museo de la Biblia. Una
inversión de 800 millones de dólares con hologramas de la misma calidad
de Disney y un salón principal al estilo Versailles. Los visitantes
podrán observar más de 40,000 objetos relacionados a la Biblia como manuscritos,
papiros y hasta tablillas de barro con escritura cuneiforme.
En sus casi 40,000 metros cuadrados, el museo de la Biblia albergará
un restaurante con alimentos propios de los tiempos bíblicos, una
recreación del pueblo de Nazareth, un teatro en el que se presentarán
musicales para niños basados en las historias del Nuevo Testamento y una
representación a escala de las pantallas del Times Square que mostrará
en tiempo real todo lo que se menciona en el ciberespacio sobre la
Biblia.
Parece la descripción de un parque de diversiones de Disney pero las
verdaderas intenciones detrás del museo de la Biblia son más oscuras que
la mente del demonio. Green está redefiniendo lo que significa la
libertad de religión en el siglo XXI, y no es para bien.
Para los Divulgadores, el museo de la Biblia es el caballo de Troya
maquinado por Steve Green, multimillonario dueño de la cadena
norteamericana de tiendas “Hobby Lobby” y reconocido benefactor de las
universidades conservadores evangélicas, para controlar el estudio de la
Biblia y para convencernos que esta es la verdadera palabra de Dios y
que tiene el valor de un documento histórico y científico.
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