martes, 26 de julio de 2016

Este es Saturno, amigos.



Los primeros astrónomos en enfocar un telescopio hacía Saturno: Galileo, Riccioli, Fontana, Hevelius...se sintieron desconcertados por los cambios de aspecto de este lejano planeta, de año en año parecía cambiar. Especialmente confuso se sintió Galileo cuando vio como cambiaba el aspecto de Saturno, un pequeño disco con dos discos más pequeños, uno a cada lado del planeta, que de año en añó cambiaban de tamaño y en ocasiones desaparecían. Estos son los dibujos que hicieron estos primeros astrónomos que vieron Saturno con sus primitivos telescopios.
A simple vista Saturno parece un astro relativamente modesto, esta al doble de distancia del Sol que Júpiter, a alrededor de 1.400 millones de km, por lo que recibe cuatro veces menos luz solar que este y además su tamaño es algo menor. Los otros cuatro planetas visibles fácilmente a simple vista le superan mucho en brillo y hay varias estrellas que vemos más brillantes que Saturno, aunque por poco que nos fijemos no lo confundiremos con una estrella, no parpadea como estas. Sin embargo esta supuesta modestia se desvanece en cuanto lo enfocamos con un telescopio, por poco potente que sea nuestro instrumento de observación nos quedaremos maravillados por sus anillos, un espectáculo único. Los otros planetas gigantes: Júpiter, Urano y Neptuno, también tienen anillos de materia a su alrededor, pero son una minucia, solo visibles con las sondas espaciales, en cambió los anillos de Saturno pueden observarse con los más pequeños telescopios. Los vi por primera vez con un modesto telescopio refractor terrestre de 60 mm de diámetro provisto de un ocular zoom de 20-60 aumentos, regalo de mis padres, hace casi cuarenta años, una imagen que jamás se me olvidará. Con telescopios algo más potentes podemos disfrutar de una magnífica vista de Saturno y sus anillos, tal como muestra este dibujo obra de un astrónomo amateur húngaro, Tamas Szklenar, con un modesto refractor de 102 mm de diámetro, puede observarse la principal división de los anillos, la división de Cassini, entre los anillos A y B y algunos rasgos atmosféricos.
Pues, como en todo, amigos, hay quien admite que la extensión de los anillos de Saturno equivalen al trabajo de ciertas maquinarias que sacan del interior del planeta todo ese material de tierra y escombro. ¿Verdad, mentira? En el mundo que vivimos todo parece real y tal vez, no lo sea. Lo que nadie me puede rebatir es la belleza, la extrema belleza del espacio que habitamos. Lo pobre es, tenerlo ahí, y no poderlo disfrutar. Ésto solo corresponde a quienes tienen la suerte de haber escogido ese trabajo: mirar a las estrellas. ¡Dichosos, Ellos!

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