miércoles, 6 de julio de 2016

Hervé Falciani y Podemos:

  la CIA los crea y ellos se juntan


“El primero en beneficiarse de la lista Falciani habría sido la justicia estadounidense, cuando un subcomité del Senado de los Estados Unidos acusó al banco HSBC de blanquear dinero del narcotráfico y de sortear la prohibición gubernamental de hacer negocios con determinados clientes de Irán” (Biografía de Hervé Falciani en Wikipedia)
“Preguntado en una entrevista radiotelevisada por "RMC" y "BFM TV" sobre si fue asistido por los servicios secretos estadounidenses, Falciani respondió: - Por supuesto, hablo de la CIA”. (La CIA detrás del escándalo del HSBC, Agencia EFE)
“- Estamos en un mismo combate, una misma batalla-, afirma Pablo Iglesias en un comunicado tras su reunión por videoconferencia con Hervé Falciani” (Pablo Iglesias pone a su equipo a trabajar con Falciani, El diario.es)
No es casual que el partido político español de reciente creación, Podemos, haya decidido contar con los servicios del técnico en sistemas informáticos de moda, Hervé Falciani. Como creaciones que son del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, era sólo cuestión de tiempo que los caminos de ambos acabaran confluyendo en un mismo punto.
Falciani constituye una herramienta muy útil para ser utilizada como otro ariete en la demolición controlada del viejo orden y como un puente más hacia la consolidación del nuevo. Sus propuestas encajan a las mil maravillas con el sueño tecnotrónico-globalista (más bien pesadilla) imaginado por Brzenzinski en plena Guerra Fría, y que está a punto de consolidarse de forma definitiva entre la población mundial, al menos entre la occidental, donde el individuo ha adquirido ya la práctica totalidad de las cualidades propias de un autómata. Esta es la razón por la que Podemos (instrumento creado por la oligarquía internacional con el fin de integrar aún más a España en un supra-Estado atlantista de corte tecnotrónico) esté tan interesado en contar con sus servicios.
El modus operandi seguido en la construcción y consolidación de la operación Falciani es exactamente el mismo que el seguido en operaciones anteriores que tenían objetivos muy parecidos, como WikiLeaks o el caso Snowden:
- Idealización de Internet, obviando el férreo control que la CIA, la NSA y otros servicios secretos ejercen sobre la red.
- Elección de un personaje del tipo JASP (joven aunque sobradamente preparado) que saca a la luz pública una serie de revelaciones sobre escándalos de evasión fiscal en los que se encuentran implicados personajes de países vinculados a la Alianza Atlántica, lo que le proporciona una etiqueta de independencia y rebeldía frente al sistema; unos escándalos que, por otra parte, en ningún momento ponen en jaque los pilares del sistema de dominación (el aparato estatal capitalista).
- Escenificación de un simulacro de persecución por parte de ciertas autoridades vinculadas a países miembros (o amigos) de la Alianza Atlántica, creando así la figura del mártir.
- Y por último, retransmisión de todas estas andanzas prácticamente desde sus inicios (¡todo un prodigio de intuición periodística!) por parte de las principales corporaciones mediáticas atlantistas (The Guardian, El País, Le monde, etc.), que al mismo tiempo se convierten en oportunos altavoces para amplificar el discurso de nuestro JASP.
El héroe ha sido creado, ¿quién osaría poner en duda sus palabras?
A partir de este momento, las declaraciones de Falciani se convierten en una especie de verdades dogmáticas incuestionables, muy útiles para, desde la sombra, dirigir en la dirección deseada al gran público, tanto en política interior como exterior. Las declaraciones de Falciani tendrán como objetivo, como en el caso de WikiLeaks, crear las condiciones psicológicas necesarias entre las masas para justificar agresiones políticas, económicas y militares contra otros países (1), todo encuadrado en el actual contexto de esta nueva Guerra Fría contra Rusia y China (2), al mismo tiempo que servirán de excusa para la implementación de nuevas y draconianas medidas de explotación y control social. En este último sentido, algunas personas ya han apuntado que, con la excusa de evitar el fraude fiscal entre los más ricos, se aumentarán los impuestos y se tomarán otra serie de medidas de control de la economía por las que los principales perjudicados terminarán siendo los grupos sociales menos favorecidos.
Pero, sin lugar a dudas, el objetivo fundamental de todo el espectáculo mediático montado en torno a la Lista Falciani es el de posibilitar una mayor supeditación de las economías nacionales a entes supra-estatales. La OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), también conocida como el club de los países más ricos, declaró recientemente que la Lista Falciani ha sido de gran utilidad para que los ciudadanos comprendan la necesidad de establecer un mayor control sobre las economías de sus países mediante leyes de carácter global. “La OCDE confía en que con la presión de la opinión pública al alza, tras sucesivos escándalos fiscales ligados a grandes fortunas y empresas, fuerce a los Gobiernos más reticentes a adoptar los cambios normativos que abandera la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) por encargo del G20” (La OCDE pide acelerar la lucha contra la evasión fiscal tras la ‘lista Falciani’, El País 10 de febrero de 2015). Con la excusa de evitar la evasión fiscal, la OCDE “recomendará” a los diferentes Estados una mayor supeditación de sus economías a las leyes dictadas por dicha entidad supra-estatal, una entidad creada por los Estados Unidos de Norteamérica en el contexto del colonialista Plan Marshall desarrollado tras la Segunda Guerra Mundial, el cual supeditó, ya en su día, las diferentes economías de los países de Europa occidental a la estadounidense. Este sometimiento a unas normas económicas globales sería también de gran utilidad para evitar las posibles tentaciones que pudiera sufrir algún país aliado de acercarse mínimamente a Rusia o China.
El propio Falciani, en alguna de sus entrevistas, no se corta un pelo en poner como ejemplo a seguir a la propia Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos (la CIA), dejando muy claro con ello la estrategia imperial-globalista que se esconde detrás de todo esto: “Esta información que existe en la nube es nutrida por todas las personas que luchan contra los paraísos y la corrupción y a la vez comparten toda esta información. Es una nube de lucha. Es como un banco de datos ciudadano. Es un archivo de hechos, una idea parecida a la del The World factbook de la CIA” (declaraciones de Hervé Falciani recogidas en el diario digital Luz de Levante).
La estrategia seguida con la Lista Falciani no es nueva, y ya ha sido puesta en práctica en otras ocasiones, como en el caso del calentamiento global o cambio climático (3). En primer lugar se alarma y exalta a la población mundial mediante un escándalo de características globales, y seguidamente se proponen soluciones globales con el fin de atajarlo; unas soluciones que vulneran la independencia de los diferentes Estados (la independencia económica en el caso Falciani, la independencia energética en el caso del cambio climático), sometiéndolos a los caprichos de otros.
Durante sus años en el gobierno, el PSOE realizó una labor de gran utilidad para la oligarquía internacional (de raíces atlantistas) entregando España en sus manos (OTAN y CEE), debido a ello, este partido ha ido perdiendo una buena parte de su credibilidad entre las masas populares; por eso, era necesaria una nueva opción que se ganara el favor de dichas masas y continuara gestionando la política española según los intereses de dicha oligarquía. Todo apunta a que Podemos (la antigua Izquierda Anticapitalista) se ha convertido en el nuevo candidato para continuar la labor que tan eficazmente desarrolló el PSOE durante los gobiernos de González y Zapatero. En este contexto, Falciani, la nueva creación de los servicios de inteligencia atlantistas, encajaría perfectamente en el equipo de Podemos, como ya lo hiciera también, elaborando su programa económico, Vincenç Navarro, ex asesor de Hillary Clinton y admirador del “guerrista” Franklin Delano Roosevelt.
Además de todo lo anterior, otra cosa que me ha llamado la atención de la operación Falciani es cómo se ha utilizado sin ningún tipo de reparo a un determinado grupo de multimillonarios (y no a otro) como cabezas de turco, muy parecido a cómo se utiliza a los terroristas para justificar un mayor control policial sobre la ciudadanía. Investigar cuáles son las grandes fortunas que no aparecen en la Lista Falciani nos puede dar más pistas de quiénes, además de la CIA, están detrás de todo este tinglado (¿Soros?, ¿Rockefeller?, ¿los dos?, ¿alguno más?).
Bakunin, en su obra Estatismo y Anarquía, venía a decir algo así como que “todos los Estados odian a las masas trabajadoras, algo que les proporciona un cierto entendimiento; pero también se odian entre sí” (algo parecido a lo que les sucede a las empresas multinacionales, ansiosas por devorarse unas a otras), esto último parece ser  la verdadera causa de todo conflicto entre los diferentes Estados hasta la fecha, es decir, la búsqueda por parte de todos los Estados (al menos, por parte de los más fuertes) de la hegemonía mundial sobre el resto. La idea de un Nuevo Orden Mundial no es más que esto: el imperialismo y los sueños totalitarios de siempre. Si Estados Unidos hace lo que hace es porque tiene capacidad para hacerlo; si cualquier otro Estado (Rusia, China o la India) tuviera esa misma capacidad, haría exactamente lo mismo. El poder no sólo corrompe, también enajena, pues sumerge al individuo en un especie de espiral que no tiene final (deseo de más poder).

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