Basta que haya una muerte anunciada, para que los partidos estén en contra de la violencia. ¿A qué violencia? ¿Aquella en la que se asesina con arma de fuego y no entran los asesinatos por desahucios, o los suicidados por las preferentes, o los propiciados por los polícías cuando arremeten contra la ciudadanía en el acto noble de pedir sus derechos civiles, ...?, las obligaciones: también las cumplen, los ciudadanos. En el asesinato de la presidenta de la Diputación de León, Isabel Carrasco, están corriento ríos de tinta en pro y contra del acto cometido por estas mujeres. Hasta hay una concejal de Galicia, que va a dimitir por opinar sobre lo que todos tenemos derecho a vertir sobre los hechos. La concejal, Susana Camiño, ha dimitido por decir: "Prefiero no comentar pero quien siembra vientos recoge tempestades". ¿Susana Camiño, del PsG, dice éso porque sabe algo más que los demás no sabemos, sobre la actitud cotidiana de la asesinada? Debe de saber algo, cuando las asesinas llevaban mucho tiempo tras el arrebato de la vida de la difunta. Tan es así, que las armas -al parecer- las habían comprado en un todo a cien chino... y si no fue así, en otro puesto o mercadillo de los habituales que tantos negocios de estraperlo hacen entre ellos. Está claro que la ciudadanía quiere saber la verdad de lo acontecido y el que no la sepa: calle para siempre. No se puede ir dando trocitos unos y otros con cuenta gotas, y después se quejan de que hablamos por demás en las redes. ¡Aclararos, joder!
jueves, 15 de mayo de 2014
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