Creíamos haberlos perdido por el camino, pero no son fáciles de perder. De vez en cuando, salen a la palestra para no terminar olvidados como hicieron ellos con el ex Adolfo. Ahora resulta que vuelven las aguas al cauce y necesitan volver a retomar las consignas de "todos a una" que les valió en su momento de gloria. Aquella gloria a la que recurrió el Rey para ser el jefe principal del cuento de Alí Babá y los cuarenta ladrones. Lo malo es que, aquí, los ladrones se han multiplicado, como los negros en las pateras. Y de esta forma el ex Felipe, vuelve a recordarnos que hay que hacer de los grandes: los más grandes. Y que el Rey debe seguir como chupóptero, principal. Y que cada uno se las ventile como pueda; y así nace la ciudadana que, harta de ver los tejemanejes de los susodichos, agarra la pistola y se carga a quien primero le salga a la zaga. ¿Podría haber sido su marido? No, porque estaría de servicio y con el arma a la cadera. Sin embargo le podría haber clavado el cuchillo jamonero, recién salido del fregadero.
Sinceramente pienso, que todos estos mangantes deberían estar en la cárcel, con su jefe; y quizá la gente tendría menos quebraderos de cabeza como en la actualidad tiene. Los políticos no nos han servido para nada, más, que para apropiarse de lo ajeno, y salir airosos de los robos. Ahora nos damos cuenta que los jefes de la mafia y la camorra, a los que hacía referencia el papa Franc, era a los políticos y no a los cabeza de familia, de la mafia italiana.
¡Cuánto nos van a ilustrar... tanto como al nuevo a la llegada del penal! ¡Va por ellos...!
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