miércoles, 25 de octubre de 2023

traición de Judas

o prendimiento de Jesús.
Para mi entender tres fueron los Mesías que bajaron para la mayor representación religiosa que se podría haber presentado en público, en aquel primer siglo del nacimiento del Maestro.
En la Última Cena, Jesús insta a Judas a llevar la parte más ingrata que persona pueda revertir sobre aquella otra a la que ama, por encima de todas las cosas. Por encima de su propia existencia. Judas, por tanto, se negó a cumplir la orden del Maestro en aquella pequeña estancia donde reposaban los apóstoles. Notando Jesús el quebranto en el espíritu de Judas, y que el más importante de los apóstoles ponía su Obra en peligro... sacó a Judas de la estancia y le hizo recapacitar para que comprendiera que sin su parte, La Divina Obra, no saldría como lo estimado. Allá en las alturas todo el proceso fue consolidado entre Jesús, Judas y Juan Bautista (tan necesario en introducir el espíritu divino dentro de la conciencia de ser del Protagonista). Sin Juan Bautista otrora el tiempo, se hubiera quedado sin cumplir. 
Lo malo de todo aquello tan espiritual y sagrado se ha convertido en nuestros días, en una compilación de familias que representan a cada una de las monedas (30 monedas de plata), que le dieron por su prendimiento. Pero como no hay en lo espiritual nada que no vaya atado y bien atado... hasta las treinta monedas eran el precio estimado para la culminación del Prendimiento. Esas treinta familias que representan a cada una de las monedas que Judas tiró sobre los escalones de Palacio... son familias con muchos recursos económicos. Con poder para gobernar en el mundo. Y, creo, que no bien. No sé si gracias a la influencia de cada moneda, o porque el universo se ha comprometido a que así sea. Desde pequeño defendí a Judas y sigo haciéndolo si quiero comprender el compromiso de Jesús en el mundo.

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