Al parecer, el rey, ha designado a Sánchez como candidato a seguir en la línea del gobierno otros cuatro años más. Claro está, con la ayuda de los partidos que le quieran apoyar, para mayoría absoluta. Hasta el 27 de noviembre hay tiempo para convocar el congreso para ronda de consultas.
Hemos entrado en ese túnel que no queríamos pisar. Hemos tentado al destino y el destino nos la tenía jugada. Hemos suplicado a las estrellas y, al parecer, estaban apagadas. Nadie del cosmos ha oído nuestra llamada. Estamos solos ante el peligro de una guerra civil, de nuevo, con los mismos frentes que hace 70 años. Los mismos que empezaron la anterior... serán los que empiecen de nuevo y tengamos que partirnos la cara mientras ponen pies en polvorosa y se escapan en maleteros como putos cobardes.
Lo que me extraña es que el rey no encuentre otro remedio para tantos males. Ya vio cómo se las agenciaron los catalanes y están a punto de volverla a montar. Con lo fácil que sería mandar las fuerzas y cuerpos y ponerles a funcionar.
No hay forma, ni manera...
Llega un momento en que piensas que todo el mundo está contra uno. Que no hay un mínimo de cordura en tantas cabezas pensantes. Que por mucho que reunamos tantos cerebros en un lugar no significa que haya alguien con las neuronas suficientes para dejarnos en buen lugar.
¿Tanto cuesta?
Pues al parecer sí. Cuesta y mucho. Tanto descerebrado no puede ser bueno. Como tampoco lo es tanto político bujarrón.
350 sillas no son tantas para sentarles uno a uno en cada una de ellas y que vayamos dándoles de hostias, haciendo cola como en los cines. Y pudiendo repetir.
No ganaríamos nada, pero el desahogo sería mano de santo.
Ahora nos viene el anterior candidato a decirnos que "hay una mayoría negativa que es la única que se puede armar". La misma frase que dijo Rajoy cuando Sánchez le mandó a freir espárragos.
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