miércoles, 5 de junio de 2019

Trump la lía parda

Cuando un presidente de Estados Unidos sale de su país, sale con los mismos poderes que la Iglesia vaticana. Donde hay una insignia del Vaticano..., allí está representado el poder de la Iglesia. Donde esté el presidente de Estados Unidos... allí está el imperialismo del mundo. Nos guste o no, es así. Y eso deberían saberlo los ingleses antes de pedir que Trump salga echando hostias de Inglaterra. Contra ponen los protocolos que Theresa May ha divulgado a sus lacayos ingleses. Theresa ha dicho que se le deben todos los honores, como presidente electo. Pero ¿realmente se le ha dotado de honores vistiéndole de mayordomo real? Bromas aparte, si.
De todas formas o maneras
Trump siempre se salta los protocolos allá donde va. ¿Por descuido?, ¿por desconocimiento? No. Porque le concede la gloria de Emperador mundial.
A Trump le ha pasado lo mismo que a Sánchez con el Monarca. Le ha querido suplantar en la Zarzuela y en su cometido como Jefe de Estado. Trump le ha sentado muy bien la llegada a Inglaterra y le ha palmeado la espalda a la Reina como si de colegas de tasca se trataran. Es verdad que la Reina bebe ginebra, pero de ahí a codearse y compadrarse con Trump hay un abismo. 
Mirad las medallas que se gastan los muchachos de atrás. Vestidos como Trump. Éste pare un búho, masón, sobre un poyete. 
En este caso la Reina usa una estrella de ocho puntas de los Templarios Hospitalarios. Fondo blanco del vestido de la reina con la cruz roja.
Realmente los signos son más importantes que la persona que los lleva. En caso contrario no los portaría tan visibles. La Reina sabe que sin esos signos no reinaría. Esos signos representan al poder con el poder de hacerla Reyna. ¡Menudos vividores del carajo!
¡Menudos gilipollas llegamos a ser los humanos! Consentimos pasar hambre con tal de que un individuo o individua se lo pase en grande sobre nuestra hambre. Eso es el colmo de la desfachatez. Pero así somos los pobres...
Total
Trump no se va a portar bien en ningún sitio porque no tiene capacidad para aprenderse las lecciones de protocolo político. Él, con gobernar, le trae sin cuidado dónde le aposenta la mano, a la reina Isabel.

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