viernes, 21 de junio de 2019

me vais a perdonar

por la importancia de las imágenes en La Operación Suricato, ejercitada por la policía y cuerpos policiales autónomos. Cerca de mil agentes han puesto patas arriba a los traficantes de heroína distribuida por los yihadistas, habiendo sido quitada a los sudacas. Esas guerras de bandas autónomas que se dedican al contrabando del que sea. A las drogas, la prostitución y las armas, la trata y los órganos..., y no son de música. Algo común entre los que se están buscando un trabajo de autónomo. Otra cosa es la policía estatal que carga contra esos autónomos, cuando cada uno está en una posición distinta en la planificación ciudadana. El problema de estos autónomos sería que legalizaran las drogas. No lo hacen porque así generan la figura del camello, del traficante, del drogata y del policía. Todo en un mismo pastel, dependientes los unos de los otros. Sin drogas, prostitución y armas no abría policía, y por ende todos estaríamos en el Cielo de los ángeles.
De momento, esta planificación de trabajo estable..., no la van a tocar. Se quedará todo como hasta ahora. Corriendo unos detrás de los otros; y los otros delante de los unos. ¡Qué vida más energética, más natural!
Pero me he enrollado y lo que a mí me supera, me fascina, es el nombre de las Operaciones policiales. ¿A quién se le ocurren estos nombres? Como aquél del caso Faisán. ¿Qué tenían de familiar los etarras con los faisanes, o se refería al Ministro del Interior?
Chicos no sé, pero me fascinan estos nombres que no pueden salir tan a la ligera. Deben tener un denominador común, con el tipo de redada, u operación policial.
Operación Suricato. ¡¡¡Alucinante!!!

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