domingo, 1 de abril de 2018

Es el momento...

Jesús y María Magdalena en un fragmento de la película 'María Magdalena'
¿Tenemos conocimiento de lo que Jesús  pensaba de las mujeres? 
No. 
¿Por qué, no?
Porque los apóstoles no escribieron nada y si lo hicieron, la Iglesia lo borró de un plumazo y, por tanto, todo lo que se argumente del tema es especulación. 
El muchacho lo tenía claro desde el mismo día en que nació.  Su misión consistía en trabajarse por dentro en la seguridad de que era el mensaje subliminal para transcender sus energías. Una vez transcendidas sus energías, el resto era pasar el rato. Y, sí, se sabe, que pasaba muy buenos ratos con sus amigos y sus amigas y sus discípulos. Y con todos aquellos que conocía y visitaba frecuentemente. Y recordemos que tenía una gran afición a viajar y lo hacía, con frecuencia, en las caravanas de José de Arimatea. Y que asistía a bodas, bautizos y comuniones. Y le gustaba la música y el baile. Y le gustaba trabajar de picapedrero.
Se le puede achacar un pequeño exceso en el nombre de sus amigas: todas se llamaban igual que su madre y una de sus hermanas. María. 
Tenemos a María Magdalena o de Magdala, María de Betania. Como las mujeres que le seguían de cerca como cooperantes en Su Misión. Si es que se le puede llamar Misión a proclamar públicamente que de seguir con la mentalidad de ceporros no se va a ninguna parte. Y el caso es que con todo el jolgorio montado y la repetición de la faena... estamos igual de eucaliptos o troncos, que en aquellos entonces.
Máxime;
 si hacemos caso de la Torá y su referencia a la menstruación, -dice-: parece cosa del demonio. Tener la regla según el judaísmo es estar impura, es decir, la mujer durante unos días está corrompida. El desprecio llega hasta tal punto que durante los días en los que tenga la menstruación "la cama y los muebles en los que se sienten serán impuros".
Supongo que, con esta jartá de gilipolleces, las femi-judias se habrán sublevado contra la Torá.
No lo creo.

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