De camino a la Universidad me he encontrado un puesto de churros en una de las fallas de mi barrio. Años anteriores se veían hasta gitanos haciendo curros en los clásicos puestos que nadie controla, pero que se sacan sus dinerillos. Lo que me ha llamado la atención de este puesto de churros ha sido el churrero: el jodido era chino. Lo deben de haber colocado allí para que la gente se solidarice con los amarillos; con los chinitos que han producido el coronavirus; y aquellos chinitos que lo han repartido -en formato aerosoles- en productos fabricados en Wuhan; y la dejadez de no controlarles en sus desplazamientos por todo el globo terráqueo. No han vuelto a la excusa de la propagación por murciélagos o las serpientes come murciélagos porque la gente que es tonta... tiende a echar mano de Internet y enterarse de las mentiras sembradas hasta, por los chinitos. ¡Rápido aprenden los chinos a mentir como políticos catalanes! Eso se llama maestría: copiar -perfectamente y en detalle- las mentiras de Torra, Puigdemont, Torrent, y toda la patulea decadente de la militancia separatista catalana. Es más, hasta tenía semblante catalán de pro y parecido a Alain Delon. ¡Cuánto de sí va a dar la belleza catalana-francesa!
Pues que sepamos que los utilitarios de bozales contra la plaga del coronavirus son los chinos. Para que veamos cuánto se fían los unos de los otros. Y no me extraña, teniendo una política de mierda, en un político de mierda. Ahora bien, en España, refulgente como un sol, Xi Jimping. Comunista y nazi.
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