el contacto detectado en la Gomera, ha puesto en alerta a la sanidad pública española aun, considerando, que está dentro de lo previsible. Lo que la hace imprevisible es que, hace tan solo una hora, que se asume la intrusión del coronavirus. Si contabilizamos que Canarias es un punto de llegada internacional con un tráfico de miles de personas y de que el coronavirus ha llegado desde Alemania... Si encima contamos con que la propagación es rápida, y las consecuencias nefastas... pues ya me dirán...
El que por apaciguar los ánimos, no pongan negro sobre blanco, favorece poco la objetividad del momento y el cómo afrontarlo. Apaciguar a la gente se consigue dándonos el protocolo de actuación correcto y no aproximaciones que no vienen a mitigar el miedo que podamos tener. Ayer, noche, los españoles llegados a España, de Wuhan, vía Inglaterra, han comunicado su inquietud por los niños de Wuhan. Por lo que no apacigua la inquietud de los oyentes. El que nos comuniquen que el portar mascarillas tampoco proporciona seguridad de contagio por vía aérea... vaya gracia. Si vamos dando palos de tuerto para dirigir a otro tuerto, pues vaya mundo de tropiezos.
No nos pueden venir con que una enfermedad nace por combustión espontánea. Y lo repetimos: primero hacen el antídoto y después la enfermedad. Estamos hasta los huevos de que no dispongan de protocolos de prevención de riesgos, en determinados países, con el riesgo del resto que sí disponen de ellos. Y estamos hasta los huevos de ser utilizados como conejillos de indias para descerebrados países como China comunista, Corea del Norte, África...etcétera, etcétera.
¡Basta!, y que saquen la vacuna YA.
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