La imagen es preciosa si nos gusta ver como a la gente nos han borrado el rostro y la personalidad por culpa del coronavirus. Si de normal no somos nada, con las caretas aún menos. Hay que dar gracias al coronavirus para concienciarnos de que somos menos que los dos muñecos articulados del escaparate del fondo. Esta representación bien podrían ser dos estatuas que han levantando, en mitad de la plaza, como modelos de los próximos viandantes entre pandemias. Cuando una cosa así aparece en nuestras vidas... viene para quedarse. En China -por una cosa u otra- andan todos con el rostro borrado y la moral destruida. ¿Qué más pueden hacer por nosotros?...: ¡Borrarnos del mapa!
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