como Rey de Reyes en busca del consenso de su partido.
Difícil lo va a tener cuando -personajes a su alrededor- se estaban repartiendo sus ropas y su escaño... -cual crucificado-, por las huestes romanas, ...por sus más inmediatos del partido. Sin ir más lejos Santamaría, Cospedal, Margallo, y otros que saldrán cuando el gallinero sea removido.
El provecho interesante que debemos sacar de todo este evento apocalíptico español es que los ciudadanos no debemos volver a repetir los errores de este descalabro político para beneficio de quienes debería estar en la cárcel y no lo están gracias al PPSOE. España se ha convertido en cueva de ladrones, asaltantes, terroristas y mafiosos varios. Las mafias del tráfico de droga, prostitución y armas, están haciendo agosto en nuestras costas, en nuestros ciudadanos, en nuestro vivir cotidiano.
Entonces, ¿en qué nos diferenciamos de Venezuela?
Solo en la cara del presidente. Porque ambos dos están lelos, acomplejados, y son adictos al sexo. No nos debe extrañar dado la trayectoria hemofílica (enfermedad genética que impide la coagulación correcta de la sangre) que padecen la mayoría de los presidentes de gobiernos. Los Bush, los Clinton, los Vlad Tepes, miembros de la misma familia de la reina de Inglaterra. Bebedores de sangre cada vez de personas más jóvenes. La Adrenocromo (certificado por un médico en vías de experimentación) como medicamento o remedio de estos hemofílicos. Contiene altas dosis de adrenalina obtenida por la exposición del donante a altos grados de locura, miedo, deportes de riesgo. No es preciso que el donante esté practicando o viviendo momentos de angustia extrema sino, simplemente, canalizado a sentir pavor, miedo, por métodos inducidos. La adrenalina inunda el riego sanguíneo y esa sangre se aprovecha para producir el medicamento. Dispara la misma sensación como si de droga sintética se tratara. Ahora no es necesario la matanza indiscriminada de niños y jóvenes..., se les elije, se les alimenta y se les tiene enchufados en máquinas libadoras de adrenalina.
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