golpea al bebé que estaba bautizando porque lloraba. Ese bebé será alguien en la vida si se ha dado cuenta tan pronto de lo que representa un cura.
Tal vez la actuación del padre ha dejado al descubierto dos teorías:
--seguimos teniendo confianza en los curas.
--seguimos poniendo la otra mejilla.
Cuando ambas teorías fallan se debe pasar inmediatamente al tercer grado:
--rescatar al niño de las garras del maligno
--poner al niño en brazos de la madre
--pegar puñetazo en boca y nariz del pedófilo maltratador.
--ahogar al puto cura en la pila bautismal.
Concluida esta práctica de bautismo ningún otro maligno será capaz de volver a tocar a un bebé en situación alguna.
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