Este domingo pasado escuché en un programa de radio que las mirámides estaban construídas sobre un montículo primario. El señor que lo decía había estado muchas veces en Egipto viendo, mirando, tocando, y fué a dar la opinión de alguien que había estado, como él, in situ, y le había dado material para escribir un libro. El resultado de la construcción de las pirámides estaba en la utilización de sofisticadas plataformas colgantes. Y, por supuesto, las piedras las descargaban en la misma base de la construcción. Mediante un afluente construído por donde navegaban las barcas con las cargas, desde la cantera.
Ya hubo un jubilado que hizo un modelo, en madera, de plataforma con un dispositivo de engranaje modelo cadena, al utilizado en algunos países con trenes subiendo laderas. Creo que aquello se apagó como papel de fumar en la boca de adicto al tabaco.
La cuestión es que cada uno que va a Egipto trae una opinión sobre la construcción y creo que no siendo ninguna buena a lo mejor todos tienen razón.
Para mí que aquello de utilizar mano de obra a todo trapo...: no me cuadra mucho, porque hay motivos para no cuadrar. Sobre todo si tenemos en cuenta la fábula que siempre nos han enseñado en los medios adictos a la fantasía y la desinformación. Uno de los que más le gusta la desinformación es aquél que más objetos tiene de Egipto, como por ejemplo, el Smithsonian museum.
Hay muchas contradicciones para llevar a cabo la construcción de las pirámides y menos, habiendo sido cambiado el sentido de la zona por el tiempo que ha pasado hasta el día de hoy.
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