esto que voy a escribir parecerá tonto pero, para aquellos que lo vivimos y padecemos a diario, no lo es tanto. Y por eso es el que recurra al blog para saber opiniones de otros lectores.
Diariamente, por lo general, viajamos los mismos a la misma línea y hora y eso nos llega a molestar aún más. El que un grupo de personas tengan que ir hablando por el pinganillo, como si estuvieran solas, y los demás escuchando como si nos interesara la conversación que tienen con la otra parte de la línea... no tiene nombre. Y es que no tienen miramiento contándose los problemas sentimentales con sus pareja respectivas, y con el resto del mundo. Muy desagradable. Pero no les molesta que la gente se ría de él o ella y sus circunstancias. ¿Tan necesario es ir comunicando de buena mañana sus rollos de familia mal avenida? ¿Tan necesario es hacerlo extensivo al resto de mortales, prisioneros en una lata que se mueve, y a los que nos importa una mierda sus circunstancias personales? Pues así todos los días.
Esta mañana no he podido más que reirme de las chorradas que iba soltando una pureta de lo mucho que se aburre con su consorte. Y entendiendo que eso pasa en las parejas muy a menudo y lo mejor sería un supermercado de hombres y otro de mujeres donde se pudiera entrar y agarrar a aquél o aquella con el/la que pasar una jornada y luego devolverlo/la al centro comercial, antes del cierre. Al día siguiente a por el mismo o a cambiar de muñeco/ca inchable.
¿Tan solos nos sentimos para recurrir a un teléfono móvil como método de desahogo y humano bienestar social? ¿Tan necesario es desahogarse delante de cuanta más gente mejor, como terapia alternativa a un sicólogo profesional?
Las nuevas tecnologías han llegado con el compromiso de atontar al sujeto y hacerlo dependiente de por vida. Y lo más curioso es que la introspección es ahora, sujeto de desprecio, cuando se tiene un aparato que volatiza tus interioridades lanzándolas al espacio circundante al oído de los pasivos humanos, zombis, camino del mismo destino laboral.
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