no hay un medio más implacable de consumo que la llegada masiva de personas a un país. Por eso, las empresas, no tienen ningún inconveniente de permitir o apoyar al gobierno a que lleguen cuantos más inmigrantes mejor.Da igual que sean legales que ilegales lo que más les mueve a las empresas es que traigan bocas (bocas sin saciar) para consumir todo lo que encuentren a su paso.
La emigración, a día de hoy, ha consumido en comestibles lo que no hay escrito. Y en mobiliario urbano lo que no hay contabilizado. Por tal motivo son necesarios en cualquier país que tenga ganas de vender mucho y, por tanto, gastar mucho. A los españoles nos cuesta un ojo de la cara y el del culo el gasto de hoteles, residencias o albergues. Todo ello pagado por los españoles de su sudor y lágrimas. ¡Pero no pasa nada!, mejor pagar a que te señalen como un facha por tu insolidaridad. No es como los socialistas que tienen en sus casas acogidas a muchas mujeres migrantes para las tareas de hogar. ¡Qué buena gente estos socialistas! En mi próxima reencarnación me reservaré un lugar junto a Sánchez, el Patriarca. Y, digo junto a Sánchez, porque tiene previsto no morir nunca, no vaya a ser que la derecha le quite el puesto.
Estamos cansados de decir que las oenegés son nigos de contrabando de droga, y trata de negros. Y lo son porque cumplen todos los requisitos que admite la Iglesia para tales fines. Nunca antes, la Iglesia, ha tenido tanta mano de obra gratis, como lo tiene ahora. Infinidad de personas de color o hispanos cumplen las tareas de limpieza y mantenimiento de los templos, por el gasto de la comida. Esto no es nuevo si contemplamos los frescos y cuadros que tienen en la sagrada institución, fueron obtenidos por el mismo pago, simbólico, de la comida.
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