desde esta parte del mundo cualquier cosa que se hace está bien hecha. Hasta insultar al cristianismo por falta de fe musulmana. Si los musulmanes o creyentes en Allá o creyentes en otras religiones se hicieran cristianos seguro que no hubiera pasado nada. Pero la cuestión es, qu como él sacó a Franco del Escorial.e los contrarios al cristianismo, islamismo, ven un oponente a su legado religioso y pretenden imponer su regla a todo grupo o individuo que profese otra religión que no les represente a sus ideales religiosos. Es decir: el mundo, el demonio y la carne, tiene que ser islamista.
¿Hace falta recordar a los franceses los actos cometidos contra 'Charlie Hebdo'por grupo islamista?
¿Debemos recordar al mundo cuántas personas son asesinados por cristianos? Cero.
Pues, entonces, el producto que nos venden los musulmanes o adictos al islamismo no es tan bueno como nos hacen creer que son. Solo hay que observarles en nuestros países como se comportan y la cantidad de tonterías que cometen (y no tanta tontería cuando asesinan) por las calles y plazas de nuestros países porque somos infieles.
¿Y qué son ellos? Cazurros al más puro estilo guarro, marrano, y consumidor de bellota. Porque no hace falta que la consumas o no... De serlo... lo eres...
Pues aquí tenemos a Francia haciendo otro más de sus esperpentos aprovechando los juegos olímpicos a los que nadie debería de haber ido a competir. Y, menos, siendo tan evidente la injuria contra el cristianismo y a todos los que lo practican. Si no son capaces de insultar a los musulmanes o islamismo... ¿por qué tenéis que insultar al cristianismo? Porque el cristianismos no responde como lo hace el islamismo. No entiendo, entonces, porqué el Papa no amonesta a Francia y a sus ladláteres religiosos. ¡Ah!, es que el Papa está a lo suyo. Intenta enviar a Maduro a las profundidades del Infierno, si no acata la voluntad del pueblo venezolano. Bueno, al menos, tiene algo que hacer que estar aburriéndose en esa casa tan grande que tiene. No es como Sánchez, que intenta prolongar su estancia en el palacio de la Moncloa, hasta que venga alguien y lo saque a rastras, a modo sanchista de sacar a los muertos de sus tumbas. Pues creo que ya va siendo hora de que alguien lo saque porque va oliendo a muerto desde la descomposición de las cuentas de los familiares y amigos.
¡Qué cosa pasan en la vieja Europa!
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