lunes, 25 de marzo de 2024

la fantasía

 es lo mejor que se nos da a los humanos para tenernos a tope de todo lo que necesitamos en nuestras vidas a través de la magia potagia o de entes que pululan a nuestro alrededor y que necesitan de nuestra energía, vital, para comer. Para alimentarse y mantenerse en ese estrato entre la tercera y la cuarta dimensión. Y por ello, los humanos debemos ser: cuanto peor mejor, para que la energía negativa endulce los bajos instintos de esos entes "diabólicos". La verdad es que no paramos de buscar métodos para torturarnos y hacemos de la fantasía y la magia esa idea para vivir dependiendo de algo externo que nos pueda dar fuelle para nuestro modo de vida diaria. Tanto justificamos los métodos que nos olvidamos de que el método de vida mejor es ignorar todo lo que nos meten en la mente, rebozado de terminología que no reune ningún requisito para ser creida.
¿Pero qué vamos a hacer si no tengo eso endogámico que me acerque al grupo correspondiente en el que me encuentre como pez en el estanque? ¿De qué voy a hablar si todo lo que estoy aprendiendo lo recibo de mi experiencia que parece fantasía cuando la cuento en sociedad? A parte de que la fantasía propia, como hemos contado, no interesa a nadie. Solo interesa aquello que otros nos meten en la mente con el propósito de no tener experiencias. De ahí que pululen diversos métodos de <<cómo hacer amigos sin morir en el intento.>> Y cuanto más aladino sea el invento mucho mejor para los endogámicos.
La verdad es que no sabemos dominar el mundo sin que nos caiga encima. Y, encima, nos vienen dando ideas de cómo dominar al individuo que esta domesticado. Pero si hoy el individuo es menos individuo de lo que se propone ser. Nos están marcando unas líneas de conducta que si fueran lo normal... hubiéramos venido de anormales a un choque de trenes. De la instrospección... a la deconstrucción de la personalidad... Y, de ésta, a construirme con aquello que yo considere que debo ser. Si me autopercibo gallo: estoy cantando los amaneceres como si despertador se tratara. Yo, de verdad, no sé si autopercibirme planeta fuera de la órbita terrestre. Mejor me autopercibo mujer, con cola; que saltar al vacío espacial. ¡Válgame San Rafael!

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