jueves, 7 de marzo de 2024

¿Hasta cuándo?

 
¿Cuánto puede aguantar un pueblo bajo el yugo de la mentira y los bajos fondos? ¿Hasta cuándo se puede permitir disponer de un grupo de políticos timadores, mentirosos, y maleducados? ¿Hasta cuándo?
Mentir constantemente no le hace a uno más intelectual ni más importante. Le confiere a uno un halo de trilero, marrullero, impostado, y falto de conocimiento para la dirección de un cargo, máxime, si es político.
Pero el ciudadano no aprende. El ciudadano se manifiesta bajo el poder del estómago y en cuánto y cómo echarse al coleto, para que éste no ruja. Lo demás le viene de otro planeta, de algo lejano que no le quita el sueño. Mientras yo coma, todo va bien. 
De esa forma te controla el poder: a través del estómago. No te quiere muerto, tal vez, pero te quiere aplastado, aplanado, bajo de voluntad para que no puedas opinar o pensar. Y bien lo sabemos aquellos escuchando las injurias que se vierten unos contra otros. Cuando en el caso penal: si eres conocedor de un delito, debes denunciarlo. En caso contrario serías reo del mismo.
¿Cómo se pueden denunciar cara a cara determinados casos penales, sin que alguien pueda denunciarlo en los plenos? Debería ser trabajo o decisión de la mesa, cuando se escuche algo parecido en la dialéctica. ¿No?
Tenemos un grupo de ladrones y mentirosos que los españoles no nos merecemos, en contra de lo que digan los simpatizantes de alguno de esos grupos. 
Nunca un poder puede salir de mentirosos, ladrones y sinvergüenzas. Esto no puede representar a nadie, a no ser que todo el mundo seamos unos mentirosos y sinvergüenzas y ya no nos demos cuenta de que mentir lo hacemos tan natural como el comer. Por ejemplo.
Y, para ejemplo, lo que vemos de diario en los Parlamentos y en las posturas de sus señorías. Cada un va a ver cuánto ha robado más que el otro. Que esto no es un lanzarse piedras. Es vanagloriarse de que, los que roban, son más aptos para el puesto que los que no lo hacen. Algo demencial, como certero. Y, en ello estamos. En un patio de luces donde los vecinos se comportan como verdaderos asnos.

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