el seiscientos sesenta y seis se nos ha dicho que pertenece al diablo. Que es una cantidad que hace referencia a los clavos de Cristo. Es un toque de reloj -al sexto toque- en la hora en punto. Pi pi pi pi pi piiiiiiiii.
Si lo miramos bien veremos que el 666 es un número que nos han metido dentro del teléfono particular. Y la línea de teléfono no es ni más ni menos que una carretera con rutas múltiples. Se podría definir como la llave o clave para penetrar en una vía con tu número telefónico. Es como si nos hubieran dado coordenadas hacia alguna parte, del hiperespacio, como viajeros del tiempo. ¿No habrían salido nuestros antepasados, de la Tierra, con un número igual o parecido? Parece una tontería, y tal vez lo sea, pero tenemos en posesión determinadas cosas que utilizamos en la vida diaria, que no sabemos bien por qué son tan sofisticadas para no conocer su importancia en determinados círculos de poder. Números de teléfono, número de identidad, números clave de contraseñas, números de aperturas de cajas y puertas... Realmente estamos clasificados y nombrados por números, y no, por el nombre de pila.
Supongamos que saliéramos en astral al ciberespacio todos los días en el que, el sueño, nos hace abandonar nuestra funda de carne. ¿Quién nos niega que podamos estar siendo utilizados por ambiciosas máquinas y dirigidos hacia lugares que entiendan pueden estar asentados razas diferentes a nosotros... pero con el mismo potencial de salir al astral y tener encuentros... del mismo modo que nos ponemos en contacto con la persona al otro lado de la línea cuando marcamos su número...? ¿Por que tantas combinaciones númericas asignadas a las personas y con qué fin determinado? Ya sabemos que somos muchos y que tenemos que saber ¿cuántos?, pero eso es expresamente la teoría expuesta. ¿Cuántas veces las millones de personas que somos, a la vez, salimos y conectamos con otros seres nuevos o antesapados nuestros? Creo que, nuestro mundo interno está manipulado desde la concepción del individuo. Material o inmaterialmente. A tener en cuenta. Tal vez, algún día, se te presente la otra persona con la que has estado conectando durante tantos años, en tus salidas al astral.
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