miércoles, 20 de septiembre de 2023

el alcalde de Madrid

 Almeida en una imagen recienteAlmeida se ha propuesto cambiar de imagen cara a la opinión pública. Debe ser que tiene complejos de su estado natural. Cualquiera los tendría si se identificara con la imajen del señor Alcalde. Éste tiene un aire de abandonado, en cuanto a ropaje se refiere. Un tanto parecido (y esto es un insulto) al señor Iglesias. Tiran los dos a unas chaquetas demasiado apretadas como si no hubiera corsés que apretan la tripa para adentro, rectifican la chepa hacia atrás, aunque el final sea lo mismo. Tal vez debería, para un cambio radical, ponerse una boa, al cuello, como el sindicalista Pepe Álvarez. Pero creo que la boa le apreta mucho el cuello y por eso tiene la cara sonrojada. Muy al contrario por el ansia de comer marisco. La gente tiene muy mala leche. (Sírvame la ironía.)
 El señor Almeida por mucho que haga por aparentar tener un tipo diez. Tiene que nacer de nuevo; como nos pasa a muchos otros. Pero, dale, tal vez, con mucha honra y ganas de verse en el espejo...: consiga maneras de enderezar ese cuerpo contraído. 
No entiendo por qué razón tiene nadie que adelgazar después de haberse gastado tanto dinero en engordar. Por eso creo que, Pam, lo que está haciendo es "mantener" lo que tanto la ha costado.
Realmente, si uno se pone a pensarlo, con la cantidad de hambre que hay en el planeta y estos memos del carajo se miran al espejo después de haberse pegado una buena comida casera y deciden, después, ponerse a régimen. A régimen los que no tienen que acercarse a la boca. A todos esos niños que pensábamos que comían suficiente por tener esos estómagos abultados..., y resulta, que era todo lo contrario.
Por favor;
dejaros de miraros tanto al espejo... y ponerse a hacer algo que convierta el mundo en un remanso de paz y libertad.
Dejaros de miraros la cicatriz de la tripa y poneros a trabajar. Esa palabra, "trabajar", que tanto "nombráis" y que poco "hacéis". 
"Estamos trabajando en ello". Evoca un deseo que surge en la mente y que termina en la boca. Eso es todo. Y se vuelven a mirar los michelines en el espejo. La misma voluntad de "quitarse los michelines", que la de "trabajar". ¡Qué pereza!, mañana empiezo.

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