domingo, 11 de agosto de 2019

era de esperar

que Francia se hiciera con el control de las corridas de toros a los que los españoles estamos haciendo asco...; más que nada porque un ser como el toro no tienen por qué estar haciendo la fiesta a tontainas que no tienen otra cosa que hacer que verle dar vueltas por la plaza, echando sangre por todos los cortes lacerados o picados y pidiendo auxilio a su madre, la vaca. 
Creo que para ver matar a animales no hace falta más que asistir a mataderos donde, también, les privan de la vida de una manera desgarradora, cruel, miserable. Ambos dos métodos se llevan la palma... Y qué digo palma...: el laurel.
Lo que sí me jodería de los franceses se creyeran los ideólogos de la tortilla de patata. Y no me extrañaría nos quisieran quitar ese privilegio a los españoles porque...: donde haya una tortilla de patata... que se quita la cagada de la tortilla francesa.
Por favor;
¿A eso se le puede denominar tortilla?, ¿a un huevo reventado en su forma primaria y escatimado de compañía en formato de sustancias varias, antes de haber sido dejado caer en una sartén?
A esto en España se le llama delito.
Los 14 huevos tienen que ir siempre acompañados de patatas cocidas a lo pobre, con mucho aceite; o acompañados de pimientos asados,  con chorizos, o morcillas, o lo que fuere que a mano estuviere... pero nunca solos.
La tortilla francesa es la radiografía de un señor sin ánimos de vida.
Toda la vida hablando de la comida francesa para después resumirlo todo en una tortilla francesa. Pour l´amour de Dieu.

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