domingo, 25 de agosto de 2019

a ver si nos enteramos

hace tiempo nos vienen dando la murga de que hay que dejar de comer carne porque las vacas alemanas son mejores, o las chinas masajeadas, o cualquier otra menos las nuestras. Nuestras vacas dan mucha leche y hay que tirarla, nuestros campos son muy productivos y hay que hacer mala propaganda de ello, nuestras frutas son muy buenas y por ese motivo hay que dejar de producir naranjas y talar los naranjos. Por lo tanto no estamos hablando de que el cambio climático sea por culpa de las vacas...: si no de determinadas vacas y países. Todo producto tiene que pertenecer a Francia, Alemania o Estados Unidos. Aunque, a través, de la Organización Mundial del Consumo, (OMC), se hayan firmado convenios entre países, entre naciones. ¡No importa! Importa aquello que determinen estos tres o cuatro países que quieren gobernar sobre el resto. Y lo están consiguiendo en la medida que han estado obligando a determinados países (los mimos que quieren manipular) a recibir dineros de ayudas al campo, a la baja producción de carnes, leches, frutas y verduras... De este modo se deja de cultivar, se deja de producir leche, se deja de... con tal de que lo tengan Francia, Alemania, Estados Unidos.
Veremos con qué facilidad se va a dejar de consumir carne. 
Los casos de listeriosis van a servir de stop al consumo de este producto. Yo me alegro, os lo juro. Lo malvado es que hayan tenido que haber personas y bebés no natos, implicados en esto, para que tomemos conciencia de ello. Los que verdaderamente no toman conciencia de ellos son aquellos que, deciden, determinan, qué fórmula hay que garantizar para que se deje de consumir un determinado producto elegido por ellos. La muerte de personas. Esta es la fórmula. Tajante. Brutal. Dará resultado a corto plazo. Espero que la pesca sea otro producto que se deje de consumir. Y si el trigo es un producto nefasto para el consumo humano...: ¿Qué carajo están intentando hacer con la humanidad? ¿La Eugenesia? Pues sí, amigos. Selección artificial, ingeniería genética, control de natalidad, diagnóstico prenatal por si el bebé sale con algún tipo de síndrome. Todo esto en manos de psicópatas y asesinos. ¿Se puede consentir semejante desvarío? 
Como dijo Groucho Marx: "que pare el tren que me quiero bajar".
Usted, lector, ¿no?

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