Agentes de la UCO irrumpieron
ayer en varias sedes provinciales del Partido Popular ante las
denuncias vecinales de que sus respectivos dirigentes, semidesnudos y en
actitud despreocupada, se frotaban habitualmente los ideales de
justicia, igualdad y libertad contra la parte interior de sus muslos.
Ante la llegada de la Guardia Civil, los supuestos “políticos” negaron
cualquier intención libidinosa para con los objetivos sociales y
aseguraron que solo intentaban darles calor, cariño y confianza. Uno de
los sorprendidos por los miembros de la UCO insistió en que lo que le
estaba haciendo a la Constitución no era sexo sino amor verdadero.
Los agentes, sin embargo, se
encontraron con una estructura organizativa muy similar a la puta
empresa, con diferentes despachos destinados al “ingeniero de fraudes y
maniobras”, “cabronazo jefe de balances”, “marketing homicida”,
“contabilidad de fantasía”, y “economía tropical”, entre otras
dependencias con un alto grado de humedad y un fuerte olor a sacristía,
barra libre y Banco de Santander.
La Junta Electoral duda ahora
de que una puta empresa pueda registrarse como formación política para
participar en las próximas elecciones generales. “La teníamos inscrita
como banda criminal pero ahora no sé yo…”, han declarado desde el órgano
superior de la Administración Electoral del Estado.
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