lunes, 27 de junio de 2016

¡Oh, las mujeres!

¡Qué patético el juego de las votaciones! A mí ya no me mola nada. 
Mariano Rajoy le habla a los militantes del PP desde un balcón en Génova: Las mejores imágenes de las celebraciones en la noche electoralQue tengas que ir a buscar un idiota que te lleve la Nación, entre medio de otros idiotas que se ofrecen, cual enjambre de inmigrantes -en las plazas-, esperando llegue alguien a darte trabajo para una temporadita. Lo malo es que la temporadita dista mucho de ser temporadita, equilibrándola con los temporeros que sí tienen fecha de caducidad. Y, si no llegas a valer para el cargo o trabajo, aún se te acorta la temporalidad. La diferencia entre un temporero o trabajador normal con el temporero político es, que a los primeros se les supone -como el valor en mili- para el puesto, mientras que a los segundos, sabemos que no sirven desde la primera vez que empiezan a definirse de que no tienen ni puta idea de cómo van a realizar el trabajo. Y sin embargo vamos y les votamos para que siguan con su juerga o pérdida de tiempo en hacer ni se sabe qué. Resulta que vienen desde diciembre intentando convencer a los ciudadanos de que se reunen para no se qué historias..., y después necesitan un día -sábado- de reflexión, ¿para qué? Desde luego que la ciudadanía no puede ser más ceporra, desde que se acuesta con intención de votar... hasta que se levanta y se encamina a hacerlo. No contentos con esta acción que les viene que ni pintado a estos majaderos políticos... los ciudanos se sientes desilusionados cuando ven que un partido político es totalmente contrario a los valores que les habían hecho creer que tendrían. ¡La próxima vez les va a votar su padre! Y la próxima vez -que ha sido ésta- cometemos la misma gilipollez y votamos al mismo que nos ha robado durante 20 ó 40 años. Y seguimos con el mismo tonto de turno que no sabe hacer la "o" con un canuto, pero lo hacemos porque pertenece a la masonería más masona que es el Opus Dei. Y cuando alguien nos lo dice y nos damos cuenta que no dejan el sofá que les regalamos con los votos, entonces... y solo en tonces nos damos cuenta que por mucho que votemos seguimos con los mismos iluminatis que nos controlan y envilecen. Entonces, y solo entonces, nos damos cuenta que quienes van más a votar son los abuelos que les han hecho creer que van a perder las pagas y los funcionarios públicos que tienen que mantener su paraíso terrenal. El resto... el resto de los mortales quedan sumidos en una pesadumbre diaria al ver que el elegido es más tonto que cepillarse a la vecina gordo o flacucha, habiendo todo un Mercadona en charcutería.
Oh, las mujeres, aquellas que pregonan el voto porque se les ha dado el poder de votar. Aquellas que te quieren convencer que hay que votar porque es un derecho que te han concedido. Y, tanto. El mismo derecho que quieren conceder a los jóvenes y si es posible de pecho. Cuantos más nobles ciudadanos con derecho a voto más posibles tienen los benefactores políticos. Desde que os dijeron que teníais que ser como los hombres habéis trabajado más lejos de casa que dentro de ella. Habéis asumido el roll machista y lo desarrolláis mucho más y mejor que un hombre... y sin embargo seguís cobrando menos que nos. Y el tiempo va pasando y vosotras reclamando los mismos derechos desde las desbastadas huestes feministas, que están más controladas por el poder que cualquier ciudadano o perro callejero. Pero...¡Qué va! Qué dices, estáis consiguiendo más que hacer cuarenta o cincuenta años. Y cuando pasen otros cincuenta años volveréis a saber que os dando un poco más de miel, para que sigáis reivindicando los mismos derechos de hace un siglo. Lo malo es, que esto se reivindica desde dentro de las administraciones públicas que son a las que primero hay que convencer que están a puertas de ser igual, y trabajar igual, que los hombres. ¡Memas! Pero por mucho que intentes hacerles ver que alguien desde los albores de la historia ha ido manipulando a la mujer, a la familia, al campesinato, es terreno baldío. Ellas quieren la igualdad de salir de casa para trabajar e ir a votar. Su orgullo ha estado herido durante todo este tiempo, y ahora se sienten dañadas igual que los hombres durante todo su historia de truanes. 
En fin, espero que su vota haya dado luz a la mente de algunos dememoriados o descerebrados voluntarios. Y que les concedan en cuatro años lo que vienen reclamando desde 40. 
 

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