jueves, 2 de junio de 2016

diana de la globalización: unidad de raza

existen fuerzas homogeneizantes que clamando a la ‘unidad’ e ‘igualdad’ de todos entre todos están uniformizando esa riqueza milenaria y, por tanto, destruyéndola tal vez para siempre. No está muy lejos el día en que visitar un lugar y sus antípodas nos deje indiferentes ante lo uniforme de las costumbres y aspectos de sus respectivos habitantes.Ante esta poderosa fuerza que se impone desde las instituciones estatales (herederas de los imperios en su forma y contenido) y sus crecidísimos aparatos de propaganda y control mental, algunos preferimos resistir, no tanto por la seguridad en la victoria final sino por la voluntad de vivir con dignidad y conforme a nuestros principios el tiempo que podamos resistir.No ven el verdadero genocidio que ellos mismos promueven al negar la existencia de diferentes razas humanas y al prohibir el amor y deseo de pervivencia de las mismas. No entienden que las razas son portadoras, cada una de ellas, de una cultura, una tradición y unas costumbres que la hacen única, y que enriquecen el conjunto de la especie humana confiriéndole una adorable complejidad.Que tal riqueza y complejidad de lo humano desaparezca, diluída en un marasmo de uniformidad artificial, parece no importarles a quienes vocean ‘racista’, ‘xenófobo’ o ‘retrógrado’ contra todo aquel que simplemente se atreva a distinguir entre razas humanas, entre indígenas y extranjeros o a valorar el pasado como maestro del presente y no como algo automáticamente rechazable.

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