Esta que vemos aquí es la deidad demoníaca a la que se le concedían sacrificios humanos desde tiempos inmemoriales. En casi todas las culturas ha estado presente esta figura imbécil, terror de niños, si hubieran tenido uso de razón. Le gustaban los niños de poca edad y si era posible: recien nacidos. Detrás de todos estos dioses o estátuas representativas de lo más decadente de la mente humanas..., ha habido un individuo alucinógeno, alucinado, o alienado, que ha hecho lo que -supuestamente-, le mandaba la deidad. Qué curioso que después todos esos dioses o ardides macabras, se las haya apropiado la Iglesia de los buenos jesuitas.
Con la celebración del túnel de san Gotardo -puerta abierta a las fuerzas del mal -imagino que para la venida del tal Molock- cabe pensar que estará pronto a aparecer; dado los rituales que se le han hecho bien se merece haya conseguido un cuerpo físico y un careto mejor.
Llamamos riatuales a todas las acciones que la Iglesia ha materializado en los cuerpos de personas que han estado a su cargo: desde la pedofilia a (¿...?), hasta la matanza de 35.000 niños en Irlanda -encontrados en fosa común-; y en Boston, y en todos aquellos lugares en que las monjas han tenido el poder de dirigir y gobernar. Ese lobby gay dentro de las instituciones religiosas deja mucho que desear y encima, nos enteramos, que de Jesús...: sólo han utilizado su nombre para enriquecerse. Todos los demás actos de contricción y payasadas varias, han ido hacia la tortura, matanza, abusos, alusiones a ese memo de Dios o dioses que solo se encuentran en la cabeza de estos carajotes de predicadores de tres al cuarto.
En contra de lo que afirma la tradición, Constantino no hizo del cristianismo la religión oficial del estado romano. Esta religión, bajo Constantino, era, de hecho, el pagano culto al Sol, y Constantino durante toda su vida, ejerció de sumo sacerdote del mismo. A decir verdad, sus contemporáneos recibieron su reindo como un "imperio del Sol", y el Sol Invictus figuraba en todas partes, incluyendo las banderas imperioales y las monedas del reino.
El culto al Sol Invictus era de origen sirio. Había sido introducido en Roma un siglo antes de Constantino. Aunque tenía elementos de culto a Baal y Astarté, era esencialmente monoteísta. Para Constantino, el culto al Sol Invictus era conveniente y nada más. El objetivo principal, obsesivo, del emperador era la unidad política, religiosa y territorial. Bajo la tutela del culto al Sol Invictus que el cristianismo pudo prosperar.Por el bien de la unidad, Constantino porocuró deliberadamente que las distinciones entre el cristianismo, el mitraísmo y el culto al Sol Invictus resultasen borrosas. Así, toleró al Jesús divinizado como la manifestación terrenal del ol Invictus. Así, edificaba una iglesia cristiana en una parte de la ciudad y, en otra, erigía estatuas a la diosa madre Cibeles y al Sol Invictus, el dios Sol, este último a su propia imagen y semejanza, con sus propios rasgos.La fe, para Constantino, era una cuestión política; y cualquier fe que condujese a la unidad era tratada con indulgencia. Constantino no era un cínico sin más. Se aviene a recibir los sacramentos como salvaguardia, "por si acaso".
Desde el comienzo del mundo es sólo a Constantino a quien se ha dado el poder de la salvación. Cristo es postergado. Cristo es excluido y ahora Cristo es negado formalmente.El mundo, espiritual y material, no fue salvado hasta Constantino. Es evidente que la vida y la muerte de Cristo no tienen eficacia en este esquema de cosas. (Ya nos lo ha hecho ver el Papa afirmando que Jesús perdió su poder crístico, dejándose morir en la Cruz.
En la segunda guerra mundial Hitler se convierte en un Mesías. Todas las escenificaciones que hacía en público, tenían por finalidad crear una atmósfera sobrenatural y religiosa. Así dijo el alcalde de Hamburgo en cierta ocasión: "No necesitamos sacerdotes. Podemos comunicarnos directamente con Dios a través de Adolf Hitler.
En contra de lo que afirma la tradición, Constantino no hizo del cristianismo la religión oficial del estado romano. Esta religión, bajo Constantino, era, de hecho, el pagano culto al Sol, y Constantino durante toda su vida, ejerció de sumo sacerdote del mismo. A decir verdad, sus contemporáneos recibieron su reindo como un "imperio del Sol", y el Sol Invictus figuraba en todas partes, incluyendo las banderas imperioales y las monedas del reino.
El culto al Sol Invictus era de origen sirio. Había sido introducido en Roma un siglo antes de Constantino. Aunque tenía elementos de culto a Baal y Astarté, era esencialmente monoteísta. Para Constantino, el culto al Sol Invictus era conveniente y nada más. El objetivo principal, obsesivo, del emperador era la unidad política, religiosa y territorial. Bajo la tutela del culto al Sol Invictus que el cristianismo pudo prosperar.Por el bien de la unidad, Constantino porocuró deliberadamente que las distinciones entre el cristianismo, el mitraísmo y el culto al Sol Invictus resultasen borrosas. Así, toleró al Jesús divinizado como la manifestación terrenal del ol Invictus. Así, edificaba una iglesia cristiana en una parte de la ciudad y, en otra, erigía estatuas a la diosa madre Cibeles y al Sol Invictus, el dios Sol, este último a su propia imagen y semejanza, con sus propios rasgos.La fe, para Constantino, era una cuestión política; y cualquier fe que condujese a la unidad era tratada con indulgencia. Constantino no era un cínico sin más. Se aviene a recibir los sacramentos como salvaguardia, "por si acaso".
Desde el comienzo del mundo es sólo a Constantino a quien se ha dado el poder de la salvación. Cristo es postergado. Cristo es excluido y ahora Cristo es negado formalmente.El mundo, espiritual y material, no fue salvado hasta Constantino. Es evidente que la vida y la muerte de Cristo no tienen eficacia en este esquema de cosas. (Ya nos lo ha hecho ver el Papa afirmando que Jesús perdió su poder crístico, dejándose morir en la Cruz.
En la segunda guerra mundial Hitler se convierte en un Mesías. Todas las escenificaciones que hacía en público, tenían por finalidad crear una atmósfera sobrenatural y religiosa. Así dijo el alcalde de Hamburgo en cierta ocasión: "No necesitamos sacerdotes. Podemos comunicarnos directamente con Dios a través de Adolf Hitler.
¡Cuándo nos daremos cuenta que el Vaticano está inmerso en todos los temas que hay en la Tierra! Que son ellos quienes gobiernan a la grey y a estos idiotizados hombres-políticos-robotizados desde las infames manos de los jesuitas.
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