cerca de 1700 desapariciones de lo que llevamos de año 2016. Desapariciones que en algunos casos aparecen momificados y utilizados en siniestros ritos venidos a saber de dónde. España se ha convertido en un mosaico luciferino para todo individuo majarón que viene huyendo de su tierra para implantar su mistérico adacadabra o santería, a los gilis españoles. ¡Mira que hay tontos repartidos por la faz de la Tierra! Y lo más curioso es que los más creyentes son los políticos y los magnates de la pasta. A partir de ahí, se suman las niñas y niños que lo tienen todo claro poniendo sus dedos en formato demoníaco. Ellos son los primeros que caen en estas redes mafiosas y sedientas de sangre: cuanto más jóvenes mejor. Nadie se da cuenta del tinglado montado por los santeros sudamericanos, los santeros africanos y los deseosos petrimetres de juergas snuff. Malditos entramados políticos a modo de caso Bar Madrid.
¿Tenemos policías especializados en sectas? Si. Rotundo, sí. Sin embargo no dan a basto. Se les desborda. Cada vez hay más enemigos de la razón.
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