Escándalo añadido: Miembros del Opus Dei entre los mayores corruptos Enrique de Diego.- Hubo un tiempo en que ser católico y más aún miembro del Opus Dei era un marchamo de honradez. Es un escándalo añadido que dos destacados miembros de la Obra –Federico Trillo y Juan Cotino- aparezcan entre los más corruptos de los corruptos en el tremendo escándalo Bárcenas. Los directores de la Obra deben hacer examen de conciencia de por qué se ha llegado a esta situación degradante de tal falta de ejemplaridad y de tal doble vida contra la esencia misma del espíritu de San Josemaría Escrivá de Balaguer.
Al parecer, los miembros de la Obra, y por ende sus directores, ya no
consideran que corromperse, que obtener beneficios de manera ilícita,
es pecado, porque el hecho es que tanto el corrupto Federico Trillo, que
debería abandonar de inmediato la embajada española en Londres, como el
corrupto Juan Cotino aparecen enfangados de manera continuada en el
pecado de avaricia en grado máximo con vulgares chorizos. A personas que
tienen un compromiso de vida cristiana y que han de predicar con el
ejemplo.
Lo de Federico Trillo es la cuadratura del círculo porque cobraba en
negro su defensa de los implicados en el caso Gürtel. ¡Menuda defensa!
Es decir, que cobraba de Gürtel para defender a los de Gürtel, que
cobraba en negro para defender que nadie cobraba en negro. Es imposible
imaginar mayor desfachatez, más cara dura, más doble moral y más
inmundicia.
Lo de Juan Cotino era conocido, pero no confirmado, porque la empresa
familiar de los Cotino se lo lleva todo de la Generalitat valenciana y
de los ayuntamientos de la provincia de Valencia y aparecen tanto la
empresa familiar como el personaje en la lista de donantes y tomantes.
Luego puede poner el crucifijo en la presidencia de las Cortes que eso
es fariseísmo e hipocresía. Cotino, que es agregado, célibe, resulta que
le pierde la codicia y bebe los huesos por el vil metal.
Si algo produce la corrupción es un escarnio del trabajo bien hecho,
pues se desprecian el mérito, la pericia y la honradez en aras de la
mordida y se falsea todo a cambio de dinero. Se miente y se engaña sin
rebozo ni límite. Es decir, es un pecado que contradice directamente el
espíritu del Opus Dei que se basa en la santificación del trabajo, la
santificación por el trabajo y la santificación de los demás por el
trabajo. ¿Qué han santificado Trillo pillando dinero negro de Gürtel y
Cotino chapoteando en el cenagal valenciano? Trillo, corrupto defensor
de corruptos. ¿Eso es santificar el trabajo, eso es santificarse por el
trabajo? ¿A quién santificaba este chorizo, acaso a Bárcenas, o El
Bigotes o a Correa?
¿En qué se basaban las obras públicas de los Cotino, acaso en la obra
bien hecha, o en el maletín bien llevado? El caso es que Cotino es el
mayor corruptor de la muy corrompida administración valenciana. Está
considerado el mentor de todos esos jóvenes corruptos que llegaron a
hacer negocio sucio de la visita del Papa a Valencia.
Si añadimos al numerario Jesús Pedroche en el Consejo de
Administración de Bankia, al ministro del Interior Jorge Fernández
cobrando dietas inmorales para vivienda cuando reside en el Ministerio y
a Luis de Guindos caído del guindo de Lehman Brothers y con muchas
zonas oscuras en su paso por Red Eléctrica nos encontramos a casi todos
los miembros del Opus Dei incursos en corrupción, convirtiendo todo el
espíritu del Opus Dei es una mascarada, en esa doble vida que execraba
San Josemaría Escrivá de Balaguer. De ejemplaridad, todo lo contrario.
Porque estos señores no han pecado y delinquido una vez, fruto de la
debilidad humana, sino que llevan toda una vida de complaciente,
tolerante o activa participación en las cloacas mafiosas del PP. Es lo
que algunos han llamado el apostolado de presencia que ahora sabemos que
es llevárselo crudo. La cuestión es que no estamos ante versos sueltos,
sino ante personas que pertenecen a una Prelatura, a grupo católico,
donde reciben una formación y tienen una dirección espiritual constante,
y donde el espíritu fundacional parece haberse sido ninguneado. Quizás
por eso algunos textos de San Josemaría se mantienen discretos, porque
no se soporta la mirada en el espejo.
Algo va muy mal en el Opus Dei, en algo están fallando clamorosamente
sus directores, cuando se ha llegado a esta situación que no es de
detalle sino de escándalo clamoroso, tan clamoroso que clama al cielo.
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