jueves, 13 de noviembre de 2014

de estar, en la atmósfera

virus algas
Según un grupo de científicos de EEUU, se ha descubierto un virus que infecta el cerebro humano y que nos hace más estúpidos.
Este virus de las algas, nunca antes observado en personas sanas, afecta las funciones cognitivas, incluyendo el procesamiento visual y la conciencia espacial.
Los científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins y la Universidad de Nebraska toparon con el hallazgo cuando se llevaban a cabo un estudio relacionado con microbios de la garganta.
Sorprendentemente, los investigadores encontraron ADN en las gargantas de personas sanas que coincidían con el ADN de un virus conocido por infectar a las algas verdes.
El Dr. Robert Yolken, un virólogo que dirigió el estudio original, afirma:


“Este es un ejemplo notable que demuestra que los microorganismos inocuos ‘que todos llevamos en el cuerpo, pueden afectar nuestro comportamiento y nuestra capacidad cognitiva”
Doctor Robert Yolken
Doctor Robert Yolken
“Muchas diferencias fisiológicas entre una persona A y una persona B están codificadas en el conjunto de genes que cada uno hereda de sus padres, sin embargo, algunas de estas diferencias son alimentadas por los diversos microorganismos que albergamos en nuestro cuerpo y por la forma en que interactúan con nuestros genes”
De los 90 participantes en el estudio, 40 dieron positivo para el virus de las algas.
Los que dieron positivo se desempeñaron peor en las pruebas diseñadas para medir la velocidad y la precisión del procesamiento visual. También obtuvieron puntuaciones más bajas en las tareas diseñadas para medir la atención.
Los cuerpos de los seres humanos contienen miles de millones de bacterias, virus y hongos. La mayoría son inofensivos, pero los resultados de esta investigación muestran que existen algunos microbios que pueden tener un impacto negativo en las funciones cognitivas, a pesar de que dejan a los individuos aparentemente sanos.
Poco a poco no vamos dando cuenta de que la tontez no es algo fuera del cuerpo humano y  no pertenezca al ADN, que también. Ello nos lleva a pensar -y si no lo hemos hecho hay que empezar a hacerlo-, que el virus está disperso en la atmósfera a modo de fumigaciones o irrigaciones chemtrail, y nos hemos contaminado o reactivado o acelerado el proceso de me da igual, que tanto subleva a los jóvenes; aunque también a los viejos del lugar sometidos a terapia de dominó y briscas. Y últimamente al baile de salón teletransportados a los años 15, 16, 17, 18... de hace 70 años. ¡Qué felicidad da estar en la Luna de Valencia!, y, más, estando la Rita de presidenta.

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